La propuesta fue debatida y aprobada por unanimidad en la sesión plenaria celebrada este jueves
Sí se puede en Buenavista del Norte presentó una moción al pleno del Ayuntamiento de Buenavista del Norte para iniciar los trámites necesarios para la declaración de Ronald Mackay como hijo adoptivo del municipio. La moción, que fue aprobada con el voto favorable de todas las concejalas y concejales presentes, se debatió en la sesión plenaria celebrada este pasado jueves.
Antonio González Fortes, portavoz de Sí se puede en el pleno, explicó que “Ronald Mackay recoge en su libro descripciones precisas de la época en que visitó Buenavista por primera vez que nos hacen viajar atrás en el tiempo. Un tributo a la gente trabajadora de nuestro municipio y su realidad”. El inicio del expediente para declararlo hijo adoptivo del municipio “es una muestra del respeto que le profesa una buena parte del pueblo de Buenavista”.

Ronald Mackay es un escocés que llegó a Buenavista del Norte en 1961 cuando contaba con solo 18 años. España vivía bajo la dictadura de Franco, lo que afectaba la vida en Canarias de diversas maneras. A pesar de este contexto político, Mackay encontró en Buenavista del Norte un refugio tranquilo, donde los vecinos y vecinas del municipio estaban más enfocados en su supervivencia diaria que en las cuestiones políticas de aquella época.
Mackay, a pesar de no conocer el idioma y proceder de una cultura absolutamente diferente, se adaptó rápidamente al ritmo de la vida local, trabajando como ayudante en tareas agrícolas y participando en la rutina diaria de vecinos y vecinas.
La base sobre la que se propone la imposición de este reconocimiento a Ronald Mackay descansa en la importancia que tiene para la memoria del municipio norteño lo que, es más que probable, en ese momento no fuera más que una recogida de escenas curiosas y variopintas de un viaje que se realizó para conocer mundo y ampliar conocimiento dentro de un proceso de crecimiento vital.
El libro de Ronald Mackay, “A Tenerife con cariño” recoge fotografías en las que se han convertido en testimonio de una época crucial en el desarrollo de Buenavista del Norte y en un importante archivo gráfico sobre la gente humilde de la época. Gente que, en la mayoría de los casos, no tenía posibilidades para inmortalizar su día a día y que no podía destinar una cara fotografía para inmortalizar momentos “tan mundanos” y tan poco importantes como unos oficios que no eran más que medios de subsistencia para alimentar a sus familias.
Su libro recoge también la crónica de cómo funcionaban algunos de los aspectos de la vida del pueblo en esa época, así como descripciones pormenorizadas de prácticas agrícolas, de sorriba, construcción, celebraciones navideñas o la realidad de una población que necesitaba el barco para comunicar partes del mismo municipio.