El galardón reconoce su ardua labor de investigación y divulgación durante más de 40 años por conservar y recuperar los tejidos canarios
El Cabildo de Tenerife ha entregado este jueves la Medalla de Oro de la isla de Tenerife a Juan de la Cruz Rodríguez como reconocimiento a su incansable labor y defensa de la artesanía tradicional y, en especial, de la vestimenta tradicional canaria. El acto ha contado con la presencia de la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila; el vicepresidente, Lope Afonso; el consejero de Cultura y Museos, José Carlos Acha; y el consejero de Empleo y Educación, Efraín Medina.
Rosa Dávila indicó que la Medalla de Oro “viene a reconocer la trayectoria profesional y personal de Juan de la Cruz en Tenerife y en Canarias en el mantenimiento de nuestra identidad. Su trabajo y su labor de investigación y divulgación han permitido conservar nuestra indumentaria tradicional y fomentar el respeto a lo que somos y al legado que recibimos, en éste como en otros ámbitos, de nuestros mayores”.
“La isla de Tenerife, con su Cabildo al frente, muestra su profundo agradecimiento a la tarea que Juan de la Cruz ha desarrollado en los últimos 40 años. Recuperar la tradición en los tejidos ha supuesto, además, la recuperación de otros oficios artesanos que permiten la elaboración de los trajes. De la Cruz Rodríguez es un referente más allá de nuestras fronteras por su comprometido y arduo trabajo en Tenerife y en otras islas para recuperar de los tejedores artesanales todo su conocimiento y sabiduría y para devolver la esencia a una de las manifestaciones más importantes de nuestra identidad como es la vestimenta”, explicó la presidenta de la Corporación insular.
Por su parte, Juan de la Cruz agradeció la distinción y, visiblemente emocionado, recordó a su abuela, quien le mostró el arte de tejer por primera vez, y aseguró que no cree que merezca esta distinción “porque lo que he hecho es trabajar en lo que me gusta y eso no tiene mucho mérito”.
“Tuve la suerte de trabajar en mi afición y, aunque en estos años tuve algunos desencuentros, he tenido la suerte de tener numerosas satisfacciones a lo largo de mi trayectoria. De hecho, sigo vinculado a mi trabajo y formo parte del Consejo Sectorial de la Vestimenta Tradicional de Tenerife. Estoy muy agradecido por este reconocimiento a todas las personas que lo han hecho posible”.
Juan de la Cruz Rodríguez
Nacido en Santa Cruz de Tenerife (1949), ha trabajado como técnico en textiles e indumentaria del Museo de Historia y Antropología de Tenerife desde 1986 hasta su jubilación en 2014, además de como artesano tejedor en telar manual. Su ardua labor de trabajo de campo, investigación etnográfica y difusión de la vestimenta tradicional de las Islas durante los últimos 40 años lo avalan como el mayor experto en indumentaria tradicional de Canarias y una de las voces con mayor criterio a nivel nacional.
En la actualidad, forma parte del Consejo Sectorial de la Vestimenta Tradicional de Tenerife con una actividad educativa y divulgativa absolutamente necesaria e importante. Ha sido asesor en la creación de museos, exposiciones y muestras, proyectos cinematográficos y teatrales, campañas publicitarias y de concienciación y todo tipo de actividades trasmisoras de la manera de vestir de los canarios a través de los siglos; sin duda, uno de los rasgos definitorios de la cultura e identidad personal y colectiva de cualquier pueblo.
Juan de la Cruz se rebeló a finales de los años 70 ante la falsificación y tergiversación del traje popular, enfrentándose, casi en solitario, al empeño social e institucional de hacer antiguo y tradicional lo que nunca fue: unos trajes típicos desnaturalizados, contemporáneos e inventados en algunos casos, paradójicamente aceptados de manera inconsciente e irreflexiva por la población.
Ante ese inconformismo, revolucionó el concepto de “vestirse de mago” cuando los grupos aún se uniformaban casi en exclusiva con dos modelos de trajes típicos. La recreación en ese momento, inicialmente por el grupo Los Majuelos, de los patrones encontrados en documentación del siglo XVIII en adelante, supuso un cambio conceptual y estético radical, primero en las agrupaciones y poco a poco en la imagen de romerías, bailes de magos y otras manifestaciones, recuperando la verdadera identidad de los atuendos históricos, que había sido desfigurada durante el siglo XX por los fenómenos políticos, sociales y turísticos.
Frente a la igualdad de los atavíos usados masivamente hasta ese momento, Juan de la Cruz mostró una colección auténtica y rigurosa, con una amplia variedad de tipologías, variantes por zonas, materiales, técnicas de confección y usos sociales de la vestimenta, globalmente contrastados, aunque no exenta de desconfianza por parte de algunos. A partir de entonces surge una serie de fenómenos encadenados que contribuyeron a dar valor a las prendas tradicionales: la sociedad comenzó a buscar conciencia, dar importancia de su conocimiento y preservación; las agrupaciones incorporaron las vestimentas como uno de sus objetivos primordiales; brotó la demanda de publicaciones y material didáctico tales como calendarios, láminas encuadernables, patrones, material didáctico infantil, recortables y otras iniciativas.
Además, se reactivaron algunos oficios tradicionales casi desaparecidos y necesarios ahora para la confección de trajes; se prestó mayor atención al traje tradicional en los certámenes de belleza y en la imagen exterior de las Islas; se comenzó a confeccionar y comercializar belenes con modelos tradicionales; y las instituciones comenzaron a ocuparse del tema, a subvencionar la confección de los nuevos modelos y a hacer campañas de dignificación del traje de mago.