El calor y la pandemia no pudieron impedir que cientos de personas se acercaran a la iglesia de Santa Ana a honrar al copatrón
Otro año sin romería pero con el mismo fervor a San Roque. Como cada 16 de agosto, Garachico rindió ayer homenaje a su santo copatrón. Sin embargo, no fue con la multitudinaria romería a la que acuden miles de peregrinos que lo llevan en procesión desde la ermita de San Roque hasta la parroquia de Santa Ana, donde es recibido con un ‘Viva San Roquito’ para celebrar luego la misa mayor.
Por segundo año consecutivo no hubo procesión ni fiesta en la calle pero se demostró que la devoción por San Roque sigue viva en la Villa y Puerto. Hasta allí llegaron cientos de fieles desde otros municipios que no quisieron dejar de visitar al Santo, aunque sea cumpliendo las restricciones marcadas por la Covid-19.
Una de ellas, además de la mascarilla, fue celebrar la santa misa en la iglesia de Santa Ana y no en la ermita que lleva el nombre del Santo, porque es muy pequeña y sería imposible cumplir el aforo permitido. Ya el año pasado el cura párroco adoptó la decisión de trasladar su imagen a la iglesia matriz del municipio y allí estará hasta que las condiciones lo permitan.
“Espero que sea cuanto antes porque eso indicará que las cosas están volviendo a la normalidad”, declaró el alcalde, José Heriberto González, a quien le “duele otro año más no poder disfrutar la fiesta como siempre y a la gente le ha calado mucho porque tiene los sentimientos a flor de piel y añora poder hacerlo, aunque el motivo esté más que justificado”.
El mandatario confesó “parecía que este verano iba a ser más favorable, nadie pensaba que íbamos a estar viviendo una situación parecida a la de 2020 o quizás peor en cuanto al número de contagios. Eso indica que hay que ser prudentes todavía dentro del desconocimiento que tenemos todos sobre cómo evoluciona esta enfermedad”.
Mezcla de devotos con bañistas
El intenso calor que reinó ayer en Tenerife hizo que se mezclaran los romeros con las personas que quisieron aprovechar los encantos naturales que tiene el municipio, como las piscinas de El Caletón, para darse un buen baño. Así, cientos de personas ataviadas con su traje típico y portando varas con cintas de colores, un distintivo que caracteriza a los romeros, una calabaza de agua y mascarilla, se acercaron desde primera hora a la iglesia para escuchar en la primera eucaristía del día -la de los peregrinos- el Tajaraste a San Roque, que todos los años le canta un grupo de personas, aunque fuera desde el exterior.
Por la tarde, la playa del muelle viejo y El Caletón habían llegado al límite de la capacidad permitida en estos tiempos de pandemia.
La ausencia de romería no impidió tampoco que en el municipio se viviera un ambiente festivo. Balcones, fachadas y calles se engalanaron para la ocasión, con elementos característicos de la fiesta, como calados canarios e imágenes del Santo.
Todo apuntaba que este año la situación iba a ser más favorable en cuanto al avance de la pandemia y había mucha esperanza en la Villa y Puerto de hacer más cosas, pero al final no pudo ser. La tradición que marca salir a la calle vestido de mago para subirse a la carreta, echarse un vaso vino y comer carne y otros manjares de la tierra fue sustituida por la de vivir la fiesta desde casa y a través de redes sociales y no por ello fue menos emotiva.
Uno de los actos más esperados fue el homenaje a las Romeras Mayores, que se desarrolló el viernes y en el que también se conmemoraron los 60 años de las Fiestas de las Tradiciones. Allí se pudo ver a 39 de las 55 romeras mayores que han sido elegidas a lo largo de estas seis décadas. El punto musical lo puso el grupo Pieles con su espectáculo Piel con piel.
Pequeño homenaje
En ese mismo contexto se incluyó un pequeño homenaje a Ubaldo Hernández, recientemente fallecido, quien ha sido una persona clave en el mantenimiento de la vestimenta tradicional canaria y colaborador asiduo de las festividades garachiquenses.
Toca esperar otros 365 días para ver si San Roque, patrón de los peregrinos y los contagiados por epidemias y otras enfermedades infecciosas, puede volver a salir en procesión y en romería y tener en 2022 su merecido homenaje al grito fuerte de ‘Viva San Roquito’.
Fuente: Diario de Avisos (Gabriela Gulesserian)