El objetivo es llegar en 2040 a la neutralidad en la emisión de gases de efecto invernadero, para lo que es necesario implicar a la sociedad, incluyendo el sector económico empresarial
Ochenta empresas canarias participaron el pasado viernes en la cuarta jornada de capacitación dentro del ciclo Agenda 2030 y Empresas, organizado por la Dirección General de Investigación y Coordinación del Desarrollo Sostenible del Gobierno de Canarias. En esta oportunidad, el objetivo era ayudar a las organizaciones empresariales a comprender los riesgos y las oportunidades que se generarán en la lucha contra el cambio climático.
Durante la apertura de la jornada José Antonio Valbuena, consejero de Transición Ecológica del Gobierno autonómico, aseguró que Canarias se ha comprometido a llegar en 2040 a la neutralidad en su emisión de gases de efecto invernadero, y en ese objetivo tiene que implicarse todo el conjunto de la sociedad, donde «es muy importante la acción del sector económico empresarial».
«La actividad económica es factible mientras haya alguien en el mercado que precise los bienes o servicios, pero el ciudadano es cada vez más exigente y quiere que ese producto que va a consumir, ya sea un bien o un servicio, sea un producto sostenible, ecológicamente neutro», sostuvo.
La jornada se celebró por videoconferencia y fue moderada por Alberto Santana, de la consultora Plan B Group. La exposición principal corrió a cargo de Javier Molero, director de Proyectos y Agenda 2030 en el Pacto Mundial de Naciones Unidas España.
Molero comenzó con un recordatorio del peligro de llegar a una catástrofe medioambiental irreversible. En ese sentido, repasó los principales factores de emisión de gases de efecto invernadero, desde la quema de combustibles fósiles hasta las prácticas intensivas de la agricultura y la ganadería, pasando por la destrucción de los ecosistemas marinos.
“Pero la lucha contra el cambio climático es rentable”, también afirmó, en referencia a los 271.000 empleos que España ha estimado crear anualmente en trabajos derivados de la transición energética.
Entre otros asuntos, Molero habló de la cumbre del clima COP26, que se está celebrando en Glasgow; de los objetivos de reducción de emisiones de Europa y de España, y del protocolo Science Based Targets, al que las empresas se están empezando a acoger para certificar que sus objetivos de reducción de emisiones tienen un respaldo científico.
Acciones de las pymes para luchar contra el cambio climático
Molero resumió el conjunto de medidas que ya están al alcance de pequeñas y medianas empresas para sumarse a la lucha contra el cambio climático. Desde acciones de sensibilización dentro y fuera de la organización (con vídeos, talleres, premios, alianzas…); pasando por una definición de prioridades que identifique sus impactos negativos sobre el clima, así como sus oportunidades para generar acciones positivas; o el diseño de una estrategia con objetivos climáticos que sean medibles y, con la misma importancia, que sean comunicables. «Hoy en día lo que no se comunica no existe», señaló.
«En las empresas españolas hay margen de mejora», dijo Molero en referencia a una encuesta elaborada en 2020 por Pacto Mundial de Naciones Unidas España, donde solo el 16% de empresas consultadas decía tener políticas de lucha contra el cambio climático y menos de un tercio había incorporado procesos para medir las emisiones.
Pero las empresas también fueron las protagonistas de la jornada, compartiendo cuatro casos de buenas prácticas. Irene Talg, del tinerfeño Hotel Tigaiga, contó cómo la sensibilidad medioambiental acompaña a la empresa desde que fue fundada por su abuelo. La única diferencia, explicó, es que de sensibilidad han pasado a «preocupación medioambiental».
Según Talg, el hotel lleva más de diez años midiendo su huella de carbono, que compensan con 5.200 metros cuadrados de jardín. El 100% de la energía que consumen tiene el certificado de fuentes renovables, dijo. «Ninguna empresa es pequeña, lo pequeño es no hacer nada», fue el lema de su exposición.
Luis Mesa, de la finca familiar majorera Verdeaurora Bio Farm, también compartió su experiencia con el resto de participantes. «Fuerteventura es un ejemplo del peligro que enfrentamos con el cambio climático», indicó en alusión a la forma en que la desertificación de la isla se aceleró tras la llegada de los europeos.
La finca familiar, en la que él también representa a la tercera generación de empresarios, se reconvirtió en 2006 para pasar del tomate a la producción de aceitunas y de aloe vera, con placas fotovoltaicas para generar la electricidad de las máquinas de prensado con las que hacen el aceite de oliva. También han abierto casas de turismo rural que valoran el patrimonio arquitectónico y etnográfico de la zona, con acciones medioambientales para ayudar a las aves migratorias que pasan por el cielo de la isla y con experiencias de ecoturismo para grupos reducidos de visitantes.
«Además hemos hecho procesos de reforestación de la flora autóctona, porque es algo que en el fondo no cuesta tanto y ayuda a la concienciación», dijo. «Esto creo que es lo más importante, que las empresas apoyen acciones de concienciación y educación», explicó.
En esa línea de concienciación y formación, el también majorero Pepe Santana compartió su experiencia de recibir a estudiantes de la Universidad de La Laguna para hacer prácticas en agroturismo en La Gayría, la empresa turística que dirige en Fuerteventura, donde funciona una instalación de energía fotovoltaica que les permite autoabastecerse de energía. Además, y como antes hiciera Luis Mesa, Santana quiso resaltar el gran trabajo que se está desarrollando desde la Red Rural Fuerteventura Sostenible con el apoyo de la Reserva de la Biosfera de Fuerteventura.
Por último, el director general del grupo Aguas Minerales de Firgas, José Luis León, habló de la trayectoria que la conocida empresa canaria tiene en la economía circular, con envases de cristal que no han dejado de ser “100% retornables” y con mejoras en el peso de las botellas y de las cajas que redundan en un menor uso de energía para el transporte.
De igual forma, destacó que en la actualidad “el 100% de la energía eléctrica que emplean en fábrica es energía verde certificada”.
Como ejemplo de las acciones que se pueden iniciar más allá del negocio principal de la empresa, habló de la puesta en marcha por parte del grupo de una recicladora de vidrio en Canarias, “para recoger todo el vidrio que es recuperable en las Islas”, y de los esfuerzos de reforestación que han llevado adelante junto a la Fundación Foresta. “Esta ha plantado más de medio millón de árboles captando cinco millones de toneladas de CO2 al año”.
Como resumió el director general de Investigación y Coordinación del Desarrollo Sostenible, David Padrón, «la Agenda Canaria 2030 no es del Gobierno autonómico, es de todo el conjunto de la sociedad canaria».