Durante la crisis, Cáritas ha atendido a 45.331 personas en 2020 y a 53.186 en 2021, lo que supone un 115% más de incremento respecto a 2019 que atendió a 24.785 personas
Cáritas Diocesana de Canarias constata que, una vez superada la crisis económica provocada por la pandemia, esta ha dejado una huella más profunda en la pobreza y la exclusión social que se ha agravado entre las personas que no han logrado superar su situación a pesar de la recuperación económica. La pobreza en las islas se ha intensificado y cronificado en el último período debido a las sucesivas crisis, agravada esta situación por el aumento generalizado de los precios y el coste de la vida.
Las personas atendidas por Cáritas Diocesana de Canarias han sufrido un mayor deterioro, no sólo en sus economías, sino también en su salud mental, lo que ha derivado en aislamiento, soledad e incremento de adicciones. También ha propiciado la aparición de nuevos perfiles de pobreza y otras situaciones como las de las personas trabajadoras pobres y una mayor vulnerabilidad de las personas mayores, según explicó la secretaria general, Caya Suárez, en la rueda de prensa en la que se dieron a conocer los datos de su Memoria anual de 2022.
Cáritas Diocesana de Canarias atendió en 2022 a 28.487 personas, un 15% más que en 2019, cifras que hay que analizar en el contexto de la mayor crisis económica y social en tiempos de paz pues, es preciso tener en cuenta, que Cáritas había atendido a 45.331 personas en 2020 y a 53.186 en 2021. Según expuso el obispo de la Diócesis de Canarias y presidente de Cáritas, José Mazuelos, “se atendió a un 12% de la población de la provincia de Las Palmas en riesgo de pobreza y exclusión social”, durante los dos años de crisis.
José Mazuelos señaló también que la situación “ha revertido de forma extensiva”, y el pasado año Cáritas atendió un 7% de esa población, “pero advertimos con dolor que la pobreza se ha intensificado y se ha tornado más severa para las personas más pobres y vulnerables”, según reflejan los datos de la Memoria anual de la institución.
Gonzalo Marrero, director de Cáritas Diocesana de Canarias amplió estos datos indicando que, durante esos dos años de crisis, 2020 y 2021, “la institución experimentó un aumento extraordinario de personas que ha puesto al límite sus recursos humanos y financieros”. Marrero considera que en las actuales circunstancias económicas Cáritas se ve obligada a limitar su acción y cuantificó en 1,2 millones de euros la cantidad que necesita la institución, a la que las administraciones públicas deben, en este momento, más de tres millones de euros.
Gonzalo Marrero también advirtió que la recuperación económica en Canarias, especialmente la recuperación del empleo, y las políticas puestas en marcha por las administraciones públicas canarias para paliar los efectos de las crisis, han influido de forma decisiva en la mejora de esta situación. “El impacto de estas medidas ha determinado que un 35% de las personas que obtuvieron una respuesta en 2021 hayan dejado de necesitar la ayuda de Cáritas en el año 2022”, afirmó el director de Cáritas Diocesana de Canarias.
No obstante, indicó Marrero en la rueda de prensa, que respecto a 2019 Cáritas atendió un 15% más de personas en 2022, y se constata que las situaciones para las personas que no han salido de las sucesivas crisis son mucho más intensas y duras. La pobreza es más severa y la exclusión social se ha intensificado para esas familias, donde aparecen «perfiles agravados», como el de las personas trabajadoras pobres o las personas mayores vulnerables.
La pandemia deja una huella más profunda en la pobreza
Por su parte, Caya Suárez, que analizó los datos de la intervención de la institución del pasado año, dijo que durante 2022 Cáritas Diocesana de Canarias constató que, una vez superada la crisis, ha quedado una huella más profunda en la pobreza y la exclusión social, que se ha intensificado y agravado entre las personas que no han logrado superar las crisis. “Las personas atendidas en Cáritas han sufrido un mayor deterioro, no sólo en sus economías, sino también de su salud mental”, explicó Caya Suárez, y añadió que esto “ha derivado en aislamiento y soledad, así como, en un incremento de la violencia y de las adicciones”.
Esta situación de intensificación y agravamiento de la pobreza ha llevado a Cáritas Diocesana de Canarias a aumentar un 6,5% el número de respuestas registradas respecto a 2021, aun siendo menor el número de personas atendidas. La secretaria general de Cáritas expuso que aumentan las necesidades y el número de respuestas de la intervención de Cáritas “porque la pobreza se intensifica y cronifica”.
Según la secretaria general de Cáritas Diocesana de Canarias, para estas personas que han quedado ancladas en la pobreza y la exclusión social tras las crisis, los factores clásicos de integración están perdiendo eficacia, de tal forma que, ni el acceso al empleo, ni a una renta a través de una prestación social garantizan la integración social plena.
Caya Suárez dibujó también el perfil de las personas atendidas por Cáritas Diocesana de Canarias, que siguen siendo en un 60% mujeres, un 48% tienen entre 40 y 59 años, el 58% de nacionalidad española, un 49% son familias con menores a cargo, están en desempleo un 74% y el 42% no tiene ingresos.
Desde Cáritas se atendieron a 3.155 personas afectadas por la vulneración del derecho a una vivienda digna, un aspecto que Cáritas identifica como principal derecho vulnerado. El 32% de los hogares atendidos no es titular de su vivienda, se encuentra acogido en otra vivienda, en un espacio cedido, ocupando, realquilando o en un servicio de alojamiento, sin garantías.
Según expuso Caya Suárez, la realidad más grave derivada de la imposibilidad de acceso al derecho a la vivienda es la situación de las personas que tienen que vivir en la calle. Esta situación a lo largo de los años suele desencadenar un deterioro agudo tanto físico como mental y social en las personas. Cáritas Diocesana de Canarias atendió a 2.378 personas en situación de sin hogar, un 45% menos respecto al año anterior, pero un 65% más respecto a 2019.
Se confirma, además, la tendencia a presentar patologías de salud mental junto con el consumo de sustancias que derivan en adicción (patología dual) y un progresivo aumento de mujeres con adicción al alcohol que acuden a Cáritas. El apoyo psicológico se ha doblado con respecto al año anterior, alcanzando al 8% de los hogares atendidos en Cáritas Diocesana de Canarias.