Fidela Velázquez: “A veces alejarse de la estricta escritura de la ley es lo ético y lo moral”

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La exalcaldesa de San Juan de la Rambla afirma que volverá al PSOE «en cuanto pueda afiliarme; mi corazón es socialista y esa es mi casa»

La política ramblera, inhabilitada durante ocho años y medio, deja la corporación municipal después de 13 años y sigue defendiendo las actuaciones que le costaron una condena judicial por prevaricación administrativa: “Creo que la bondad y la ética sí deben guiar las acciones de un alcalde”.

¿Cómo se encuentra tras su salida de la Corporación?

Estoy bien, muy bien. Me voy muy tranquila. No dependo económicamente de esto y mi vida es algo más que la política. Tengo la suerte de tener otros muchos intereses como escribir, la familia, los amigos y muchos proyectos. No me voy a aburrir ni estoy deprimida. Este es un tránsito más.

Se ha tomado este proceso con calma…

Sí, por varios motivos. El primero, por la edad, que te ayuda a tomarte las cosas con cierta reflexión y tranquilidad. El segundo, porque me voy pudiendo mirar a todos mis vecinos a la cara. El hecho por el que se me condena es por cumplir mi deber. Me condenan, sencillamente, por cumplir con mi deber. En los dos casos. Y el tercer motivo es que la transición ha sido muy tranquila gracias a mis compañeros y a mis socios de gobierno. Todos han entendido que las administraciones deben continuar con su labor sin saltos en el vacío ni rupturas bruscas de un trabajo que afecta a muchas personas que no tienen nada que ver con los avatares políticos, las represalias o los intentos por ganar en los tribunales lo que no se ha podido ganar en las urnas. Los ciudadanos y las administraciones públicas no tienen la culpa de eso. Los relevos deben ser tranquilos, pase lo que pase con los políticos. Siempre le he dicho a los trabajadores municipales que ellos son como las paredes del ayuntamiento, ellos siempre están. Luego en cada elección o en tránsitos como éste, lo que cambian son los políticos. Que somos como los muebles o la decoración. Y eso se puede hacer de manera abrupta o tranquila. Yo aspiro a que sea siempre un cambio tranquilo, que garantice la continuidad. Ni la ciudadanía ni el Ayuntamiento merecerían un tránsito inadecuado, sin tranquilidad, sin dejar los asuntos claros para que quien te reemplace pueda continuar la labor.

¿Cree que habrá continuidad en el acuerdo y en el trabajo del grupo de gobierno?

Creo que sí, este ha sido un proyecto colectivo y la continuidad está garantizada. Por eso el otro día dimos cuenta de cómo quedaban todos los asuntos pendientes.

¿Se arrepiente de algo? Si pudiera volver atrás, ¿haría algunas cosas de otra manera?

Hubiera amarrado mejor la conducta del secretario general municipal. Creo que hizo una mala jugada en este caso. Como declaré en el Juzgado, él nos llevó de la mano en el expediente (del pago al medianero); se hizo conforme a lo que él dictó, pero luego matizó verbalmente. Lo que cambiaría sería que toda mi relación con el secretario la mantendría ahora por escrito. Es muy difícil ir en contra de una mentira. ¿Quién dijo la verdad? La dije yo. Nos llevó de la mano en todo el procedimiento. De hecho, y esto es una primicia, en la actilla a mano que él hacía aparece aquel punto como algo fuera del orden del día, como algo extraordinario. Y eso aparecía así porque el secretario lo quiso. Nadie le obligó. Hubiera pedido todo por escrito, pero confié en el funcionario porque pensaba que todos entienden la función pública como yo. Y eso no siempre es así.

¿Cree que el secretario tuvo motivaciones políticas?

Por supuesto. Un mes después yo sorprendí al secretario preparando la moción de censura de 2013, un día antes de que se presentara. Blanco y en botella…

¿Le sorprende que ni el PP ni ‘San Juan de la Rambla Somos Todos’ asistieran al pleno que confirmó su salida?

Me sorprende y me disgusta porque uno cuando hace una faena debe hacerla hasta el final. Yo pude quedarme en casa, pero vine, entre otras cosas porque puedo dar la cara y porque me parecería feo no venir. Sorprende que no vengan los inductores, los que tramaron estas denuncias y mandaron decenas de asuntos a la Fiscalía. Si uno es malo, debe ser malo hasta el final. Igual que si uno es bueno, también debe serlo hasta el final. No parece muy correcto que no hayan dado la cara.

¿La advertencia del PSOE de la posible la nulidad del acuerdo por una vulneración de derechos fundamentales abre la puerta a que la justicia pudiera reponerla en el cargo?

Yo siempre confío en la justicia, pese a todo. Entiendo que la sentencia fue la que fue porque la jueza no entró en el fondo de la cuestión. Ni siquiera aceptó el informe de Montero Aramburu, que discrepaba profundamente de la versión del secretario. Incluso con esa sentencia en contra, sigo confiando en la justicia y voy a tocar todas las claves. Ya lo hice en 1999 cuando el exalcalde Manuel Reyes puso vigilancia policial en mi casa y me negó el empadronamiento “porque no se apreciaba ropa tendida en la azotea”. Entonces acudí a los tribunales y me pude empadronar. Actos como los del pleno de hoy no son tan sencillos y la aplicación de la Loreg a este caso, tampoco. Igual que en 1999 luché por poder empadronarme, ahora voy a intentar que se verifique si las decisiones tomadas son correctas. Yo que luché por la democratización de este país y apoyé la aprobación de la Constitución en 1978 creo que, al final, la clave es que todos somos iguales ante la ley y la ley no puede ser arbitraria. Seguramente me moriré defendiendo que la ley no puede ser arbitraria y, si hay alguna duda de que se conculcan derechos fundamentales, ahí voy a estar defendiéndolos. Parodiando esa no lápida que no tiene Groucho Marx y su perdonen que no me levante, el otro día decía perdonen que no me rinda.

Pese a esta condena, ¿se va satisfecha de la política?

Sí, me voy muy contenta porque los malos son menos y los buenos son más. A lo largo de todos estos años, sobre todo en política local, he podido demostrar que los malos son menos y que la bondad es la que siempre sale adelante. Pese a que la fiscal dijera que ni la bondad ni la ética debían guiar las acciones de un alcalde, yo creo profundamente que sí. A veces alejarse de la estricta escritura de la ley, que también la hacen humanos, es lo ético, lo moral y lo bondadoso.

¿Cuál es su mayor orgullo en estos años de vida política?

Unir al pueblo. Mi mayor orgullo es haber ayudado a unir a un pueblo que cuando llegué a la Alcaldía, en 2011, estaba muy dividido. La gente no se hablaba. Había división entre vecinos y familias debido a un error muy gordo que cometió Manuel Reyes cuando cambió la sede de la capitalidad. Fue una acción innecesaria. Uno no debe actuar guiado por las pasiones humanas y una de esas pasiones es el odio. Lo de unir al pueblo no fue una acción mía, pero sí ayudé a montar el escenario para que la gente tomara la decisión de reconciliarse con sus vecinos. Hoy este pueblo es otro. En 2011 no se podía hablar de política. La gente estaba aterrorizada. Ahora me siento feliz de haber tendido puentes también con AIS-CC. La relación estaba muy rota y ahora forman parte del Pacto de la Concordia. Eso se ha logrado y cada vez son menos los que buscan el enfrentamiento, la lucha y el odio. Los pueblos solo progresan desde la unidad y la concordia, nunca desde el odio. Miras la política nacional en esta pandemia y comparas con Portugal y en mi caso, que soy una enamorada de Lisboa y de Madeira, me entran ganas de mudarme allí.

¿Volverá al PSOE?

Yo me di de baja cautelarmente, pero el PSOE es mi casa. Volveré al PSOE en cuanto pueda volver; mi corazón es socialista y no tengo otra casa. Son mis hermanos. Mi sitio es el PSOE.

¿Se va con la espinita de no llegar a ser la consejera de Educación del Gobierno canario?

Claro, pero al final fue hasta bueno que no llegara a ser la consejera regional de Educación. Si todo esto hubiera pasado siendo consejera, habría sido peor. Me quedó esa espinita porque yo no sé tanto de nada como de Educación. La Educación fue mi profesión y es mi pasión. No concibo mi vida sin leer y formarme continuamente sobre Educación. Si no hubiera estado en este mal tránsito, que llegó a terreno abonado, quizás hoy sería la consejera de Educación y para mí sería todo un orgullo. Ahora pienso que es mejor que no pasara.

Fuente: El Día (Raúl Sánchez)

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