El valle buenavistero de El Palmar recuerda las tradicionales de la carbonera y la trilla

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Por mucho tiempo que pase y por muchas máquinas que se inventen, el barrio de El Palmar, en Buenavista del Norte, se niega a perder sus tradiciones. Por ello, cada año, en el marco de las fiestas en honor a la Virgen de la Consolación, numerosos vecinos y curiosos se reúnen en la Finca Los Pedregales para recordar las labores de la trilla y la carbonera. La cita se volvió a repetir este domingo entre cariñosos abrazos y encuentros, bocadillos de chorizo, pinchos de carne, vino y rosquetes, y al ritmo de la cumbia que sonaba en la plaza.

La jornada arrancó a las diez y media de la mañana con la elaboración de la tradicional carbonera. Ante la atenta mirada del público, los mayores del lugar, acompañados de la alcaldesa de Buenavista del Norte, Eva García, y del vicepresidente del Cabildo, Aurelio Abreu, mostraron las peculiaridades y singularidades del proceso que se llevaba a cabo antiguamente para la obtención del carbón vegetal.

Apilaron la leña en altura, alcanzando el metro y medio. A continuación, la cubrieron, para la combustión, de tierra y retama. Una vez encendido el fuego, a través de un pequeño hueco, lo único que se veía era el humo atravesar la tierra. «Ahora habrá que esperar hasta el día siguiente para conseguir el carbón. Este uso tradicional significaba la obtención de materia como fuente de calor importante en tiempos donde no había otro tipo de recursos energéticos», explicó Juan Abreu, uno de los vecinos que se encargan de enseñar estas tradiciones a los más jóvenes.

Caballos y yuntas

Tras la carbonera, toda la atención se trasladó a la era ubicada en el recinto. Había llegado el momento de la trilla. Seis vecinos comenzaron a preparar la parva. Los pequeños que se encontraban en la zona, y algunos que no lo eran tanto, no pudieron evitar, mientras se esperaba por la llegada de los caballos, utilizar la era como una divertida zona de juego. Después, los caballos y yuntas realizaron las tareas de pisado, para luego, apero en mano (horquetas y belgos), proceder a aventar el trigo para separar el grano.

«Era una labor muy, muy dura. Recuerdo que yo la hacía con mis padres y si no los ayudaba, me daban leña», bromeó Juan Abreu, uno de los mayores de El Palmar. Este recordó que la actividad del cereal «significó en épocas pasadas el sustento de muchas familias, formando parte de sus labores cotidianas». «El Palmar se convirtió en una de las zonas de Tenerife con una muy importante producción», añadió.

La alcaldesa de Buenavista del Norte destacó «la labor desarrollada por los miembros de la Asociación de Vecinos de El Palmar para mantener estas tradiciones, pues sin ellos no sería posible». «El cultivo del trigo formó parte importante de la historia de la cultura agrícola de esta zona. Para nosotros es necesario y muy positivo transmitir a los jóvenes unas labores que antaño significaban un medio de vida para muchas familias y que tanto aportó a este Valle de El Palmar», agregó Eva García.

Por su parte, el vicepresidente del Cabildo, exalcalde de Buenavista del Norte, señaló que para él es un honor haber formado parte de la historia de este municipio y aclaró que, «aunque en la actualidad realizamos estas labores en un ambiente festivo, en su día fueron actividades muy duras que tenían que ejecutarse para que las familias pudiesen comer».

Aunque también es cierto, continuó, «que cuando yo era niño también me lo pasaba muy bien alrededor de la trilla, pues por la noche nos quedábamos de fiesta mientras cuidábamos el trigo para que no lo robaran». Y hablando de robo, dijo Aurelio Abreu, «anoche también celebramos otra tradición, robando dos gallinas e invitando al caldo al vecino al que se las robamos, algo que también hacemos todos los años».

Después de recordar las tradicionales labores de la carbonera y la trilla, los asistentes pudieron disfrutar de un plato de puchero, elaborado por los componentes de un proyecto de empleo puesto en marcha por el Ayuntamiento de Buenavista del Norte. Algunos vecinos y visitantes también se animaron a participar en las rutas organizadas por el Parque Rural de Teno con motivo de las fiestas, bajo la denominación de «Un paseo por las costumbres de un pasado reciente pero profundamente distinto».

Para poner el broche de oro a las fiestas de El Palmar, que comenzaron hace una semana, la plaza de Los Pedregales acogió una verbena. De esta manera, y tras disfrutar de un particular viaje al pasado, la jornada finalizó al ritmo de la música, con baile y animadas conversaciones.

Fuente: La Opinión (Eloísa Reverón)
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