El Cabildo de Tenerife, a través del Instituto de Atención Social y Sociosanitaria, IASS, atiende a 1.000 personas al mes a través del Anillo Insular de Promoción de la Autonomía. Estos servicios especializados, que la Corporación comenzó a prestar en 2013 en diferentes municipios de Tenerife, cuentan este año con un presupuesto de 1,5 millones de euros y persiguen, en última instancia, la prevención de la dependencia y el aumento de la calidad de vida de los afectados y sus familiares. Así, a la red existente en toda la geografía insular se han sumado en 2018 la atención a personas sordo ciegas, la atención preventiva a la salud mental infanto-juvenil y programas de integración sociolaboral de personas con discapacidad intelectual muy jóvenes (21-36 años).
La directora insular del IASS, Juana María Reyes destaca como principal novedad en este ejercicio 2018 “que gran parte de los servicios especializados y diversificados que ofrecemos en el Anillo Insular se irán incorporando de forma progresiva en el Convenio de Cooperación que firmamos el pasado 8 de agosto con el Gobierno de Canarias para la Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia. Tiene carácter plurianual, lo que permite dar estabilidad financiera a estos servicios, a la vez que potenciamos su continuidad e impacto en la isla de Tenerife”.
Juana María Reyes, señala que la puesta en marcha de estas prestaciones “tiene como objetivo acercar y equilibrar en toda la Isla los servicios especializados que se prestan en el área metropolitana, en el Norte y en el Sur”. Añade que “en el Cabildo somos conscientes de la necesidad de que los tinerfeños conozcan estos servicios con el fin de que puedan solicitar su inclusión en ellos y por ello hemos incluido un apartado específico, AIPA, dentro de la Web del IASS para informar y difundir las 22 entidades que colaboran con nosotros en todo el marco insular”.
La directora insular del IASS recuerda que “estos servicios buscan desarrollar y mantener la capacidad personal de controlar, afrontar y tomar decisiones acerca de cómo vivir de acuerdo con las normas y preferencias propias y facilitar la ejecución de las actividades básicas de la vida diaria”. Apunta que “permiten mantener a la persona en su domicilio el mayor tiempo posible y en las mejores condiciones posibles”.
En concreto, esta red de servicios atiende a personas que padecen cáncer, sordera, ceguera, enfermedad mental, alzhéimer, discapacidad física, discapacidad intelectual, hemofilia, enfermedad renal, párkinson, fibromialgia y fatiga crónica, esclerosis múltiple, enfermedades raras, anorexia y bulimia, autismo, cardiopatía y diabetes.
Los servicios de promoción de la autonomía personal son los de asesoramiento, orientación, asistencia y formación en tecnologías de apoyo y adaptaciones que contribuyan a facilitar la realización de las actividades de la vida diaria, habilitación, terapia ocupacional así como otros programas de intervención que se establezcan con la misma finalidad. Se dividen, a su vez, en tres tipos: de estimulación cognitiva, de promoción, mantenimiento y recuperación de la autonomía funcional y de habilitación psicosocial para personas con discapacidad intelectual.
Los servicios de estimulación cognitiva consisten en un tratamiento terapéutico que, por medio de las técnicas adecuadas, tiene por finalidad mantener, mejorar el funcionamiento de alguna o algunas de las capacidades cognitivas superiores (razonamiento, memoria, atención, concentración, lenguaje y similares), de las capacidades funcionales, la conducta y/o la afectividad.
Por otra parte, la promoción, el mantenimiento y la recuperación de la autonomía funcional son un conjunto de intervenciones orientadas a mantener o mejorar la capacidad, evitar la aparición de limitaciones en la actividad, deficiencias o déficits secundarios y potenciar el desarrollo personal y la integración social. Todo ello con el fin de alcanzar el mayor nivel de autonomía y calidad de vida.
Y el servicio de habilitación psicosocial para personas con discapacidad intelectual se lleva a cabo a través de un conjunto de actuaciones encaminadas a prestar apoyos, transitorios o permanentes, a personas con discapacidad intelectual o con enfermedad mental, con el fin de mejorar sus posibilidades de mantenerse en el entorno familiar y social en las condiciones más normalizadas e independientes que sea posible.