El CEO Manuel de Falla, que se localiza en el barrio de Barroso, recibió este viernes la Medalla de Oro del municipio de La Orotava por sus 50 años. La propuesta de otorgar esta máxima distinción -que recoge el reglamento de protocolo, honores y distinciones del ayuntamiento villero- fue aprobada por unanimidad en el pleno de la corporación municipal celebrado el pasado 27 de mayo.
El acto, que tuvo lugar en el entorno del aula de etnografía ‘Museo Pajar’, fue presidido por el alcalde Francisco Linares acompañado de la inspectora de Zona de la Consejería de Educación, Formación Profesional, Actividad Física y Deportes del Gobierno de Canarias, Elena Carballo y el director del colegio, Miguel Ángel Pérez. También se contó con miembros de la corporación municipal, equipo directivo, docentes, Ampa, antiguos directores, alumnos, exalumnos y padres y madres vinculados al colegio.
El alcalde Francisco Linares valoró que este emblemático centro educativo ha sabido adaptarse a los tiempos, conservando y protegiendo la historia y tradiciones, pero impulsando nuevos proyectos e iniciativas que garantizan una educación y formación de calidad que protege el futuro del centro y la preparación del alumnado. En este sentido, invitó a todos a valorar esta oportunidad que tienen y aprovecharla para ser ciudadanos del mundo por igual, con competencias que favorecen el acceso a un empleo digno. El primer representante institucional también destacó que este centro contará en unos años con un auditorio propio con 300 plazas, que supondrá una inversión de unos 600.00 euros que sufragará el ayuntamiento en su totalidad.
El director Miguel Ángel Pérez hizo una trayectoria por la historia y mejoras del centro en estas cinco décadas, agradeciendo a todos los que han formado parte del mismo, aportado su granito de arena. Además, subrayó el intenso trabajo que se realiza para mantener el número de alumnado, valorando que no solo lo han logrado, sino que además se han superado, y eso se debe a la calidad y valores que ofrece el colegio, a la incorporación de proyectos y nuevas líneas de futuro marcadas. Pérez destacó ser pioneros en la puesta en marcha el primer ciclo de infantil; la formación profesional básica; el erasmus y el proyecto de espacios creativos aulas del futuro, entre otras muchas acciones. El representante del Manuel de Falla valoró que ya no es un colegio localista sino que se ha abierto al mundo.
Durante las intervenciones se contó también con Pablo Reyes, un docente que impartió clases de sociales durante casi cuarenta años en este centro, y además creó el espacio etnográfico y educativo del pajar por el que han pasado muchos alumnos y alumnas para investigar, conservar y poner en valor la cultura popular y rural de los Altos de La Orotava, consiguiendo premios tan importantes como el ‘Tenerife Rural’ que concede el Cabildo de Tenerife.
La construcción del Manuel de Falla se remonta a agosto de 1967, año en el que, mediante escrito del Gobernador Civil al Ayuntamiento de La Orotava, se presentan las bases para la distribución de las escuelas conforme a las necesidades del municipio. El Pleno del ayuntamiento acordó elevar la solicitud de construcción de 35 aulas en las que se calcula el déficit de varios núcleos de población por la elevada demanda. Este nuevo centro de E.G.B. supuso para los vecinos de la zona alta la posibilidad de acercarles un colegio donde poder finalizar los estudios básicos, sin tener que desplazarse a los centros privados de la villa. El carácter comarcal del Colegio Público “Manuel de Falla” (el único donde se impartía la segunda etapa de E.G.B.), estuvo masificado durante años, hasta que se comenzaron a construir otros centros en los barrios de las medianías. En ese momento, los alumnos y alumnas, una vez finalizados los estudios de la primera etapa que cursaban en la Escuela Unitaria de su barrio, accedían posteriormente al Centro de Barroso. Los alumnos procedían de todas las zonas desde La Florida a Aguamansa y de Camino de Chasna a Benijos. El papel sociocultural que ha desarrollado el colegio queda reflejado en el incremento del nivel cultural de los vecinos de la zona, así como el auge social que ha generado y que puede verse reflejado en la gran cantidad de alumnos que han pasado por el centro y que hoy desempeñan o han desempeñado, en algún momento, diferentes labores de participación activa en centros vecinales, asociaciones de vecinos o puestos de responsabilidad en empresas o instituciones.
En aquella fecha los colegios podían contar con cerca del millar de alumnos, y hoy en día este centro se mantiene con 250. Con los años, el colegio fue creciendo, ampliando espacios y recursos, modernizándose y adaptándose a cada tiempo. Así, hoy en día es uno de los colegios más importantes con un riguroso y ejemplar trabajo educativo y cultural.