La consejera de Gestión del Medio Natural y Seguridad, Isabel García, señala que esta obra “obedece a la necesidad de rehabilitar un entorno que se hallaba muy deteriorado mejorando notablemente la posibilidad de disfrutar de ese paisaje”
El Cabildo de Tenerife ha finalizado la remodelación del mirador de la Playa de Los Roques y El Burgado, en Los Realejos, un entorno muy visitado y que necesitaba de una intervención debido a su alto grado de deterioro. Esta obra ha tenido una inversión de algo más de 23.000 euros y ha contado con fondos de MEDI-FDCAN, para la creación de red de infraestructuras de uso público y mejora de espacios naturales costeros.
“El objetivo principal que nos marcamos al poner en marcha esta obra fue reformar el pavimento que se hallaba bastante deteriorado, replantar el entorno, y en general hacer más fácil la vista del paisaje, la playa, los roques, y la ensenada de El Burgado”, ha indicado la consejera de Gestión del Medio Natural y Seguridad, Isabel García, quien señaló que también se ha cambiado el parapeto de muro de piedra por barandilla de madera y se ha reforzado el cierre del sendero antiguo “para evitar el tránsito por la zona peligrosa con riesgo inminente de derrumbe”.
“Este sendero ha sufrido una variación en su recorrido debido al mal estado de la plataforma que lo alberga y a posibles problemas de derrumbe, por lo que ya no es posible ni seguro permitir el paso que bordeaba la playa de Los Roques y El Burgado, y ahora justo donde hemos arreglado este mirador se indica el nuevo trayecto”, recordó la consejera.
En la remodelación del mirador se plantearon dos operaciones principales, la primera consistió en reparar el pavimento degradado y para ello se proyectó la realización de una solera de hormigón en la que se reutilizaron los callaos existentes en el pavimento existente.
La segunda operación abarcó las actuaciones concebidas para abrir y facilitar más las vistas hacia la playa. Se demolió un parapeto existente de 70 centímetros de ancho y se instaló una nueva barandilla de madera tratada al autoclave cuyo diseño reinterpreta de una manera simplificada la barandilla del sendero, en consonancia con el entorno natural y las construcciones agrícolas circundantes.
Dentro de esta segunda operación también se planteó un banco-plataforma-jardinera que permite usos como la contemplación, descanso o incluso meriendas en su superficie, la jardinera contribuye a una orientación “renaturalizadora” que se quiere incorporar en todas las actuaciones ligadas al sendero de la Rambla de Castro.