El Cabildo ayudará a los ayuntamientos a realizar un censo de instalaciones con amianto y planificar su retirada

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La Ley de residuos y suelos contaminadas en vigor desde 2022 establece la obligación de que los municipios realicen este censo y se promueve la retirada de este material

El Cabildo de Tenerife, a través del área de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático ha incluido en el Plan Estratégico de Subvenciones para el ejercicio 2023 una nueva línea de ayudas a los municipios para la realización de un censo que permita identificar y localizar aquellas instalaciones y emplazamientos en los que exista amianto, que incluya un calendario que planifique su retirada.

Estas subvenciones, en régimen de concurrencia competitiva, se aprobaron en el último Consejo de Gobierno insular, con un presupuesto de 387.500 euros a distribuir entre los ayuntamientos que lo soliciten.

La nueva Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, establece como unos de sus objetivos generales la reducción de la generación y gestión de los residuos en favor de la salud humana y el medio ambiente, así como la concienciación sobre la problemática del uso de amianto y la necesidad de su localización y desmantelamiento de las infraestructuras o instalaciones que aún lo contengan, fortaleciendo la prevención de residuos domésticos peligrosos al incluir medidas para contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Asimismo, la citada Ley exige que en el plazo de un año desde la entrada en vigor de la ley, los ayuntamientos elaborarán un censo de instalaciones y emplazamientos con amianto incluyendo un calendario que planifique su retirada. Tanto el censo como el calendario, que tendrán carácter público, serán remitidos a las autoridades sanitarias, medioambientales y laborales competentes de las comunidades autónomas, las cuales deberán inspeccionar para verificar, respectivamente, que se han retirado y enviado a un gestor autorizado.

Esa retirada priorizará las instalaciones y emplazamientos atendiendo a su grado de peligrosidad y exposición a la población más vulnerable. En todo caso las instalaciones o emplazamientos de carácter público con mayor riesgo deberán estar gestionadas antes de 2028.

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