La promesa realejera a su copatrono conmemora la acción de gracias por el fin de la ‘Peste de Landres’ hace 415 años
Este lunes, jornada festiva local en Los Realejos por la onomástica de su copatrono San Vicente Mártir, se conmemoró un año más la renovación anual del voto a esta venerada imagen, un simbólico gesto que data del año 1609 por el fin de la epidemia conocida como ‘Peste de Landres’ y que volvió a emitirse en boca de su alcalde, Adolfo González.
Esta tradición está considerada como una de las más antiguas de la isla de Tenerife cumpliendo este 2024 los 415 años desde que los regidores municipales con el entonces párroco de Nuestra Señora de La Concepción de la época hicieron la solemne promesa de acudir todos los años a festejar la efeméride de San Vicente en acción de gracias por haberlos librado de la temida enfermedad.
Adolfo González dio así lectura al voto del pueblo realejero con estas palabras: “comparecemos hoy ante la imagen y reliquia de San Vicente Mártir, como lo ha venido haciendo este pueblo durante más de cuatro siglos, para manifestar nuestra gratitud por la protección que dedica permanentemente a esta Histórica Villa de Los Realejos”.
“En el tradicional homenaje de devoción popular en su festividad, nuestro pueblo congregado en este lugar, se propone ratificar un año más, al igual que lo hicieron nuestros antepasados, ahora en nombre de los vecinos, que renovamos a todos los efectos aquel voto solemne que ofrecieron a San Vicente Mártir, comprometiéndonos como entonces a venerar su memoria y a invocar su protección constante sobre todos nosotros”, declaró en nombre y representación de la ciudadanía realejera el edil.
La conmemoración de este lunes 22 de enero se inició a las 10:30 horas con la habitual procesión cívico religiosa previa con traslado del pendón de la Villa Histórica de Los Realejos desde la Parroquia Matriz de Nuestra Señora de La Concepción hasta la Plaza de San Vicente, donde a su llegada se ofició la ceremonia religiosa en el exterior, junto a su ermita, presidida por el obispo nivariense, Bernardo Álvarez.
La eucaristía contó con el coro San Andrés y Santa Mónica en el apartado musical. Al término de la misa se desarrolló la procesión por las calles aledañas a la ermita, acompañada por la centenaria Sociedad Musical Filarmónica de Los Realejos, Medalla de Oro de Tenerife.
Además del alcalde y toda la corporación municipal, acompañaron al clero parroquial, la Venerable Hermandad del Santísimo Sacramente y la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad, distintas autoridades insulares y regionales, así como representación militar, vecinas y vecinos de la localidad y llegados desde otros municipios.