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Defensa y brega por Tenerife

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Artículo de opinión de Oscar Izquierdo, presidente de FEPECO

Buscando, sin descansar, ni desmayo, lo que fuera mejor para impulsar Tenerife ¿sería posible, que, hubiera unidad de acción, auténtica, para que la isla progrese en todos los medios, entornos y espacios socioeconómicos, uniendo diferencias, apartando divergencias, así como, cediendo gratuitamente con sensatez?. Es una posibilidad cierta, también incierta, pero factible, cuando hay suficiente capacidad de poner, sin complejo alguno,  entendimiento y sobre todo, el empeño irrenunciable, del beneficio societario general y la prosperidad de la isla, dejando de lado los particularismos perjudiciales, que sólo esconden réditos, lucros y provechos para quien actúa de manera acaparadora, de forma codiciosa y desconsideradamente ambiciosa. Tanto desde el ámbito individual, como desde cual cualquier entidad u organización política o civil. Aunque parezca una quimera, estamos convencidos que se puede conseguir. Desde luego, no todos tendrán la misma predisposición, ni ganas de aceptar un reto de esta magnitud, porque piensan que, yendo por separado, independiente, defendiendo egoístamente sus intereses, ideologías o partidismos, van a imponerlos a los demás, si o si, porque eso es lo que quieren desde sus vísceras estratégicas. Pero también, estamos los que creemos, sinceramente, en el diálogo, acuerdo, consenso, para sacar los temas adelante al unísono. Pensamos que es más fuerte la robustez, acompañada de vitalidad, que impulsa el conjunto, que la debilidad del particularismo, la diferencia viene dada, en si apostamos, en la forma, singular o plural.

Buscar la unión, en aquellos asuntos de vital importancia para el progreso o como lo llamamos ahora, el desarrollo sostenible, en un territorio determinado, además, con la significación de su realidad isleña, con las propias dificultades que implica, de todas las fuerzas políticas de la isla, de los movimientos sociales, organizaciones empresariales y demás sociedad civil, debería ser lo normal. Sí, no hay por qué extrañarse, aunque parezca ilusorio.  Ahora es una utopía, porque casi nadie quiere condescender.  Aunque parezca una fantasía, idealizando la realidad; una alucinación, que pueda parecer sorprendente, asombrosa o deslumbrante o una fábula, inventando lo imposible o imaginando lo deseable.  

Una prueba contundente de que, cuando se quiere se puede o también, cuando es imprescindible se consigue, fue la extraordinaria Transición Política que vivimos en España, ejemplar, donde personalidades de todas las ideologías, contrapuestas y opuestas radicalmente, fueron capaces de sentarse en la misma mesa para hablar, transigir y llegar a los pactos que eran necesarios en ese momento histórico. Se trataba de asentar y vigorizar la democracia como un Estado social y democrático de Derecho, propugnando como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, donde la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. Lo más extraordinario es que lo hicieron y lo consiguieron, permitiéndonos estar ahora de pleno derecho en la Unión Europea, jugando un papel importante y decisorio. Recordemos aquellos Acuerdos Económicos de la Moncloa, que sirvieron de revulsivo para empezar la remontada de la actividad productiva, fueron claves para asegurar estructuralmente el cambio político.

Parece ingenuo, a pocos meses de unas elecciones, propugnar alianzas generalistas por el bien de Tenerife. Seguro que lo es, pero eso no significa que pensemos que hay que darlo por perdido. Siempre hay que apostar por el diálogo. La esperanza es lo último que se pierde, expresa hondamente que las personas se aferran al deseo que esperan ver cumplido. Lo que pedimos es difícil, hoy en día inviable, por el frentismo con que se vive actualmente lo público, pero en esta vida los imposibles se hacen viables. Nosotros, desde FEPECO,  seguiremos ambicionando y trabajando, por una coincidencia tinerfeña, no sólo defensiva, sino también, proactiva.

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