Curiosidades de la Casa Grande de Las Rosas

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Pedro Ángel Gómez Barreto. Cronista Oficial de la Villa de San Juan de la Rambla

Gracias a una actuación integral de rehabilitación promovida por el Cabildo Insular de Tenerife y el Ayuntamiento de la Villa de San Juan de la Rambla, con una inversión próxima a los ochocientos mil euros, ha permitido recuperar para su uso público, la denominada “Casa Grande” de Las Rosas o también conocida como “Casa Amarilla”, al ser uno de los inmuebles más representativos de la arquitectura canaria rural de mediados del siglo XVIII y con mayor interés etnográfico de la comarca.

Situada en el Barrio de Las Rosas, parte alta de la Villa ramblera, ofrece, como un auténtico balcón, una panorámica extraordinaria de toda la vertiente norte de la Isla, además de disfrutar de una calma y relajación por ser un lugar donde el silencio es protagonista. Por eso hemos dialogado con Felipe Reyes, nieto del arrendador de dicho inmueble en el siglo pasado.

Antes de su rehabilitación

Pero en las paredes de este emblemático inmueble que fue propiedad de la familia Oramas, se esconden secretos y vivencias dignas de recordar y al propio tiempo homenajear al matrimonio formado por don José Reyes y doña Susana Gil, que se atrevieron a arrendar la vivienda y su finca anexa y que, con mucho esfuerzo y sacrificio personal, lograron hacer que en la difícil época de los años veinte del siglo pasado, esta gran hacienda proporcionase trabajo a muchos vecinos y sacasen adelante su familia de siete hijos.

José Reyes con su madre

La actividad agrícola y ganadera de esta finca fue muy productiva e innovadora dando paso, incluso, a productos no cosechados hasta el momento en la zona, consiguiendo óptimos resultados en calidad y producción.

Sustento de vida

Pero el devenir de esta Casa fue muy duro, sobre todo cuando estalló la guerra civil española de 1936 hasta 1939, ya no sólo por la precariedad económica sino además por la disminución de la mano de obra debido al envío de dos de sus hijos a la guerra. Aún así, sirvió de sustento a muchas personas con necesidades apremiantes; y es en esta época de dificultades cuando aparecen dos formas de vida curiosas, si se cabe, por un lado aparecen los denominados rebuscadores hombres y mujeres de la comarca y otros pueblos limítrofes encargados de remover la tierra donde ya se había recolectado toda la producción de papas de la temporada para agenciarse pequeñas cantidades de las mismas en pésimas condiciones. Y por otro lado, surgió la figura entre la relación de don José Reyes y estas personas necesitadas como fue la de techo y comida a cambio de trabajo. solo les bastaba algo de comida y un habitáculo donde poder dormir ellos y algunas otras familias acompañadas por sus hijos. 

La Casa Grande ya era popular y se convirtió en el centro motriz del Barrio de las Rosas; el hambre y la miseria no fue motivo para desfallecer y perder la armonía entre todos los vecinos.  

Interior ya rehabilitado

Que viene el cartero

Su plaza con el aljibe, de destacada piedra chasnera, fue el centro de juegos, cantos y bailes de niños y mayores aliñado también con momentos de extrema expectación para intentar divisar al cartero (figura importantísima del momento) para recibir cartas de sus familiares enrolados en la guerra y en años posteriores de sus esposos residentes en Venezuela. 

Escuela y Centro Médico de Emergencia

Don José Reyes fue una persona muy apreciada, siempre dispuesto a mostrar su “sabiduría”, por lo cual muchas personas, al final del día después de arduas jornadas de trabajo, aprendieron a leer y escribir a la luz de un quinqué.

Interior ya rehabilitado

Pero aquí no queda la cosa, este emblemático lugar fue también -según nos relata su nieto Felipe-, como una Centro Médico porque de su adquirida pericia, don José, fue capaz de operar la conocida como “nube en el ojo” usando como único instrumental una navaja de barbero y muchos recuperaron la visión gracias a este don, en otros casos, procedía también a drenar cualquier absceso, generalmente localizados en zonas infectadas por una inyección.

Hechos paranormales

Un gran susto extremo se produjo cuando apareció el primer avión sobrevolando la zona, algo desconocido por entonces y que propició rezos y peticiones al todopoderoso pensando que era el momento del fin del mundo, y nuestro relatante recuerda que su madre y él se escondieron debajo de una cama, ante tan fuerte susto.

Otro fenómeno paranormal de la época produjo que muchas personas entrasen en pánico al ver de noche desde lejos varias luces muy pequeñas colgadas de los sauces que se encontraban a lo lejos, si bien al día siguiente supieron que era una iluminaria que había montado un vecino con varias bombillas de linterna.

Acto de inauguración tras la rehabilitación

Además del importante papel agrícola y ganadero que proyectó la Casa Grande a toda la comarca, no debemos olvidar qué en aquellos tiempos, también fue lugar de reuniones vecinales, donde se trataban problemas dándose solución a los mismos o de las animadas veladas de fiesta y bailes que reunía a las damas casaderas y sus pretendientes para disfrutar del momento.

Actualmente tras su inauguración la Casa Grande pretende ser un centro e divulgación e interpretación agrícola.

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