Artículo de opinión de Enrique Arriaga, consejero de Cultura en el Cabildo de Tenerife
Si están leyendo estas letras, es porque ya se habrá producido mi nombramiento como nuevo consejero insular de Cultura del Cabildo de Tenerife. No quiero comenzar este artículo de opinión sin agradecer la importante labor desempeñada por mi compañera Concepción Rivero durante el último año, una labor sorda centrada en la gestión pero que ha sido fundamental para un Área, el de la Cultura, que tan duramente ha sido castigada por esta pandemia.
Asumo esta responsabilidad con la mayor ilusión, y el compromiso firme de llevar a cabo un trabajo que pueda aportar a la isla de Tenerife un proyecto cultural estable, duradero y que permanezca en el tiempo. En esta nueva etapa, mano a mano con el nuevo director insular de Cultura, Alejandro Krawietz, trabajaremos para aportar nuevas soluciones a un modelo de gestión que el Covid-19 nos ha mostrado que precisa darle una vuelta de tuerca.
Como todos sabemos, la Cultura es y ha sido un elemento vertebrador de las sociedades desde el origen de los tiempos. Lamentablemente, considero que nunca ha recibido la suficiente atención por parte de las Administraciones, siendo relegada en muchas ocasiones al furgón de cola de sus políticas.
Vivimos tiempos convulsos, tiempos en los que el planeta ha sido azotado por el coronavirus, provocando una “Alerta Roja” sin precedentes en el mundo cultural. Son miles de puestos de trabajo que directa e indirectamente viven gracias a este sector: son músicos, pintores, cantantes, actores o bailarines…. Pero también son productores, montadores, transfers, cámaras, diseñadores, maquilladores y un largo etcétera. Y si ampliamos el rango de acción, la influencia de la Cultura afecta directamente a la Restauración, el Comercio, el Ocio o el Turismo, entre otros.
En este difícil año 2020, nos hemos visto obligados a una hiperdigitalización de las relaciones, teniendo que asistir a nuevos procesos de consumo de información deslocalizados: visitas virtuales a museos, proliferación de conciertos o encuentros musicales digitales, celebración de foros y premios online han sido algunos de los modelos que hemos visto irrumpir con fuerza este año.
Todo lo anterior debe hacernos reflexionar como gestores y entender que resulta imprescindible abordar todo lo relativo a la Cultura aplicando una visión global de conjunto, y entendiendo que se antoja fundamental aplicar estrategias de largo alcance, donde las Áreas de la Administración deben trabajar de una manera coordinada para conseguir los mejores resultados para la ciudadanía. Y ahí descansa uno de los pilares desde los cuales pretendo afrontar esta nueva etapa, el de apoyarme en el Área de Innovación del Cabildo de Tenerife, para abordar nuevas soluciones tecnológicas que posibiliten una pronta recuperación de la Cultura.
Para poder afrontarlo, en primer lugar abriremos una ronda de consultas y reuniones con todos los agentes culturales, tanto de la isla de Tenerife como de los talentos canarios que se encuentran en el exterior, para conocer de primera mano los aprendizajes que el confinamiento nos ha aportado.
Estamos sumidos en una nueva encrucijada en la que resulta imprescindible incorporar mentes disruptivas que originen nuevas formas de expresión y pensamiento, que sean capaces de activar soluciones adaptadas a un entorno que evoluciona a un ritmo trepidante.
Quiero afrontar esta etapa, como un periodo de resiliencia donde pretendo devolver el protagonismo a quienes nunca lo debieron perder, que son los artistas, los productores, los comisarios de obras y los gestores culturales. Una etapa de diálogo, donde debemos entender que hay que impulsar nuevas soluciones tecnológicas que posibiliten la difusión, mejoren el alcance y aumenten la rentabilidad de los procesos culturales. Una etapa, en la que la Cultura y la Innovación, deben trabajar de la mano para convertirse en pilares de una Nueva Era.