Los pliegos ya están en revisión, a falta del reglamento de uso de las instalaciones y la ordenanza municipal que regulará las tarifas
La licitación de la dotación y gestión del albergue para senderistas de San Juan de la Rambla se producirá una vez culmine la revisión del pliego de condiciones por parte de los servicios jurídicos municipales. Esta instalación estará sujeta a un reglamento de uso y a lo que establezca la ordenanza que regulará las tarifas. El alcalde, Ezequiel Domínguez, espera que todo este proceso se culmine «a la mayor brevedad».
Este albergue para senderistas es el primero del norte de la Isla y surge de la reconversión del antiguo restaurante y mirador del Mazapé. Para ello, el Ayuntamiento ramblero invirtió en torno a 200.000 euros en una obra realizada en dos fases. La primera, consistente en un proyecto redactado por la Oficina Técnica Municipal, contó con un presupuesto de unos 90.000 euros, que contempló la creación de cuatro habitaciones para visitantes y una para el personal, con la idea de poder albergar a unas 22 personas. La segunda, tuvo un presupuesto de unos 120.000 euros y se centró en la mejora y restauración de la cocina, el almacén, el cuarto de instalaciones, la recepción y el comedor. Donde se realizó el mayor cambio es en el espacio dedicado en el pasado al comedor y restaurante, lugares en los que se habilitaron cuatro habitaciones, una de ellas con una pared acristalada. El inmueble dispone de un sistema de depuración natural, placas solares para agua caliente y bomba de calor, además de un sistema de alarma y vigilancia con cámaras.
La obra concluyó a mediados del año 2019 y el propósito anunciado por el gobierno municipal del momento (el actual, pero con Fidela Velázquez como alcaldesa) era licitar la gestión ese mismo año, para ponerlo en servicio en 2020. Pero las decisiones judiciales obligaron al cambio en la Alcaldía, lo que pausó el expediente. Después, la pandemia obligó a revisar el uso del presupuesto.
El alcalde, Ezequiel Domínguez, defiende la necesidad de este recurso como una «herramienta que ayuda a recuperar y mantener nuestro patrimonio y que contribuirá a posicionar a San Juan de la Rambla en un segmento turístico en alza». Explica que el cambio de uso del espacio se debió a que el lugar «no era sostenible» solo como mirador. De hecho, su emplazamiento «en un cruce de caminos que recibe a muchos visitantes» favorece el propósito del Consistorio de convertir este lugar en un recurso de atracción turística.
El pliego de condiciones que se encuentra en revisión incluye la puesta en funcionamiento del cercano molino del Risco de las Pencas, «una de las infraestructuras situadas alrededor del albergue para senderistas que ayudará a generar actividades recreativas vinculadas a la naturaleza».
La recuperación del mirador del Mazapé surge en el mandato anterior, con Fidela Velázquez como alcaldesa. Su construcción comenzó en los últimos años del siglo XX, costó 725.000 euros y se inauguró en 2005. La panorámica que se divisa desde el lugar abarca la costa del Norte, desde Buenavista hasta Punta del Hidalgo. El fracaso de tres concesiones administrativas del restaurante del lugar motivó el cierre de esta instalación del Cabildo en 2015. Los actos vandálicos esquilmaron y destrozaron las instalaciones.
Fuente: El Día / Fotografías cedidas