El documento es promovido por la Fundación Pau Costa y fue formalizado por la consejera de Medio Natural, Sostenibilidad y Seguridad y Emergencias, Blanca Pérez
El Cabildo de Tenerife ha formalizado su adhesión a la Declaración para la gestión de los grandes incendios forestales de España, un documento que recoge 15 puntos para abordar la situación que atraviesan los montes en todo el territorio nacional. El acto tuvo lugar durante la celebración de las Jornadas Forestales de Tenerife celebradas la pasada semana y contó con la presencia de la consejera del Área del Medio Natural, Sostenibilidad, Seguridad y Emergencia, Blanca Pérez, y de Rosa Planelles, miembro del Patronato de la Fundación Pau Costa, así como del jefe del servicio técnico de Gestión Forestal del Cabildo, Pedro Martínez.
Blanca Pérez señala que la declaración promovida por la Fundación Pau Costa, surge de la toma de consciencia de que España se enfrenta a un problema complejo que se agrava día a día con el cambio climático, ya que los incendios son cada vez más intensos y conllevan consecuencias ecológicas y sociales sin precedentes. “La problemática de los grandes incendios forestales no puede abordarse con soluciones simples, basadas en creencias y mitos, ni desde discursos sesgados o incompletos. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de afrontar este reto que el Cabildo de Tenerife apoya e incorpora en su gestión forestal”, explica Pérez.
La declaración se fundamenta en los datos que aporta la ciencia, la experiencia de los servicios de extinción y las necesidades del territorio, y se basa en los resultados obtenidos en el Foro de debate y propuestas de acción para la gestión de los grandes incendios forestales en España celebrado en Madrid en marzo de 2023 impulsado por la Fundación Pau Costa en el que participaron expertos de la comunidad de incendios forestales de diferentes sectores y regiones.
Declaración para la gestión de los grandes incendios forestales de España.- Declaramos que es necesario disponer de paisajes vivos, diversos, resistentes y resilientes a los grandes incendios forestales, y para ello consideramos lo siguiente:
1. Es necesario que la sociedad sea consciente de que los servicios de extinción no pueden hacer frente ellos solos a los grandes incendios forestales que, frecuentemente, se sitúan fuera de capacidad de extinción.
2. Hay que demandar que la sociedad sea corresponsable y asuma el riesgo inevitable de convivir con el fuego, puesto que la falta de gestión del paisaje lleva a escenarios indefendibles ante situaciones de grandes y simultáneos incendios forestales.
3. Se debe exigir que los servicios de extinción y de prevención puedan trabajar en paisajes seguros, para ellos y la sociedad.
4. Es urgente gestionar anualmente, como mínimo, el 1%1 de la superficie forestal a escala nacional (260.000 ha) para preparar el territorio frente al paso de los grandes incendios forestales, priorizando zonas estratégicas de actuación.
5. Para establecer la acción anterior urgente, inaplazable e imprescindible, es necesario destinar alrededor de 1.000M €/año2 para gestionar el paisaje forestal a escala nacional. Esta acción requiere un mantenimiento periódico para ser efectiva.
6. Se debe planificar y gestionar el territorio teniendo en cuenta la particularidad y riesgos de cada situación, fomentando donde sea necesario la heterogeneidad del paisaje y promoviendo la conservación de la naturaleza, con el apoyo de herramientas como la selvicultura, el uso del fuego y la herbivoría (doméstica y salvaje), entre otras.
7. Es prioritario planificar, ejecutar y mantener el 100% de las infraestructuras de protección en las zonas de interfaz urbano-forestales de España a fin de garantizar la seguridad de los ciudadanos/as. Se deben asegurar los recursos y medios para que las administraciones competentes lo puedan gestionar.
8. Es urgente que la administración y los residentes afectados desarrollen y ejecuten planes de autoprotección de urbanizaciones e infraestructuras frente a incendios forestales.
9. Es fundamental potenciar un mundo rural vivo, con un sector primario medioambientalmente sostenible, fomentando el consumo de productos locales y la puesta en valor de los productos forestales (madereros y no madereros).
10. Son necesarias medidas económicas como la disminución de la presión fiscal para habitantes y gestores del mundo rural, y la asunción del pago por servicios ecosistémicos por parte de la sociedad.
11. La conservación de la biodiversidad es una prioridad, y se debe garantizar que sea compatible con la gestión para la prevención de incendios forestales.
12. La preservación y gestión de los espacios naturales protegidos debe integrar, en zonas de alto riesgo, actuaciones de prevención de grandes incendios forestales, adaptadas a los regímenes de fuego, identificando zonas estratégicas de actuación en el interior de los mismos y asegurando la conservación de los valores y servicios ambientales que se quieren defender.
13. Es necesario, mediante la investigación, la educación y la comunicación, trabajar para lograr la convergencia de las visiones urbana y rural sobre los escenarios actuales de grandes incendios forestales. Debe hacerse hincapié en que el fuego es un elemento natural y cultural que ha moldeado nuestro paisaje y en la existencia de un riesgo inevitable a pesar de que se implementen medidas en el territorio.
14. Es necesario disponer de estadísticas anuales actualizadas a nivel nacional, con datos de impacto sobre extinción y prevención de incendios forestales. Estos datos deben cubrir a grandes rasgos, el comportamiento de fuego forestal, la tipología de operaciones desplegadas y su coste, así como el número y extensión de las acciones de prevención, tanto planificadas como ejecutadas.
15. Se debe legislar integrando la gestión de los incendios forestales en políticas estatales, europeas y sectoriales (conservación, urbanísticas y agrarias, principalmente), que anticipen, garanticen y financien la necesidad de atender prioritariamente la gestión preventiva del territorio.