El estudio realizado por el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología con el alumnado de Primaria y la ESO que visita sus instalaciones detecta cómo los dolores de espalda, cabeza, cuello y similares por utilizar el ‘smartphone’ se han incrementado en seis puntos porcentuales durante los últimos cinco años
El Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología, adscrito a la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias, y centro cultural y de divulgación científica de referencia en Las Palmas de Gran Canaria, ha completado en los dos primeros trimestres de este curso 2023/2024 su II Barómetro Digital, para evaluar los hábitos digitales de la población isleña más joven.
Con una muestra estadística que supera los 1.700 estudiantes, las conclusiones, que han sido presentadas por el consejero de Educación, Formación Profesional, Actividad Física y Deportes del Gobierno de Canarias, Poli Suárez; el director del museo, José Gilberto Moreno, y el autor del estudio, el experto en redes Armando Ojeda, confirman entre este público un incremento de las molestias físicas (dolores de cuello, cabeza, espalda, fatiga visual…) por el uso intensivo del móvil.
Los resultados también ratifican el incremento del tiempo que preadolescentes y adolescentes pasan en los espacios digitales, cómo las familias continúan vigilando más a las chicas que a los chicos en este contexto (aunque han relajado su control) y el comportamiento cada vez más extendido de quedar con contactos que se conocen a través de los perfiles sociales.
El estudio, impulsado por la dirección del museo, ha sido diseñado y realizado por Ojeda, tal y como ya ocurrió con el I Barómetro del Elder completado en el curso 2018/2019, es decir, cinco años atrás. El trabajo previo permite, con los resultados obtenidos ahora, presentar un trabajo de investigación único en Canarias, con una perspectiva sobre cómo han evolucionado los hábitos digitales del alumnado isleño en todo este tiempo.
Tanto ahora como hace cinco cursos atrás el Elder ha impulsado un proyecto con una doble vertiente. Primero, con microsesiones didácticas impartidas al alumnado dentro de los recorridos guiados que completan con su centro por el Elder, a cargo de los monitores del museo. En estas charlas interactivas, se comparte con los estudiantes su conocimiento de las redes sociales, y se ofrecen unas pautas básicas para conocer y controlar mejor el impacto de la huella digital, la seguridad en las redes, la gestión del tiempo y el uso responsable de canales sociales y videojuegos.
Antes de estas sesiones, el alumnado ha completado un cuestionario similar al que ya se utilizó cinco años atrás, para conocer qué redes usa, cuánto tiempo están en ellas en el móvil, si padecen molestias físicas por su manejo en el móvil, si los padres controlan su actividad digital, sus hábitos en cuanto a la privacidad, si quedan en persona con contactos que han conocido en sus perfiles y con qué frecuencia juegan a videojuegos.
En el curso 2018/2019, el Elder impartió estas sesiones a un millar aproximado de alumnos. Ahora, ha expandido la acción hasta más de 1.800. En cuanto al informe, hace cinco cursos se trabajó con 964 estudiantes de 30 centros diferentes, desde 5.º de Primaria a 3.º de la ESO. En los dos primeros trimestres del ejercicio 2023/2024, el nuevo barómetro ha recopilado las respuestas de 1.464 estudiantes de 33 centros educativos y de aquellos mismos niveles, aunque también ha ampliado las encuestas al alumnado de 4.º de Primaria, 4.º de la ESO y grupos pequeños de Bachillerato y ciclos formativos, hasta alcanzar la cifra de 1.768 cuestionarios cumplimentados.
Comparativa entre los cursos 2018/19 y 2023/24
En lo que atañe a una comparativa rigurosa entre el alumnado de ahora que cursa 5.º y 6.º de Primaria y 1.º, 2.º y 3.º de la ESO con lo que manifestaron los estudiantes en esos mismos cursos cinco años atrás, se detecta que siguen utilizando redes sociales similares, pero en mayor número. En concreto, la media se ha elevado de 4,5 a 6 redes por alumno.
YouTube, WhatsApp, Spotify, TikTok, Instagram, Snapchat y Pinterest son hoy las plataformas preferidas por los estudiantes, aunque ellas se decantan más por redes como Pinterest o BeReal y ellos por Twitch o Discord.
Ya el alumnado de 4.º de Primaria tiene una media de cuatro perfiles sociales activos.
Intensidad de uso y su impacto físico
Hoy, el alumnado que confiesa padecer dolencias físicas por usar mucho el móvil se sitúa en el 51 por ciento (un 48 por ciento admite estas dolencias “a veces” y un 3 por ciento , “a menudo”). Esta proporción era del 45 por ciento hace cinco años, con lo que el indicador se ha disparado seis puntos porcentuales durante estos cursos.
Fuera de la comparativa entre un curso y otro, y ampliando la perspectiva con los datos recabados en estos últimos meses, la mitad del alumnado de 4.º de Primaria confiesa padecer estas molestias, proporción que se dispara hasta el 61 por ciento de los estudiantes de 4.º de la ESO.
Esta última estadística, la del impacto físico del uso del móvil, se corresponde con el aumento del uso “todos los días” de las redes en el móvil, que ha pasado del 54 por ciento al 62 por ciento en cinco años. El alumnado también es más proclive a instalar nuevas redes sociales (un 63 por ciento lo hace regularmente o a veces, por el 52 por ciento registrado en el estudio anterior).
El control parental
En cuanto al control parental, este parece haberse relajado un tanto. Cinco cursos atrás, el 58 por ciento del alumnado manifestaba estar vigilado a diario por sus padres en los espacios digitales. Hoy, este tramo se ha reducido ligeramente, al 55 por ciento, incrementándose considerablemente el porcentaje de estudiantes que admiten tener este control “a veces”. Este segmento se sitúa en el 31 por ciento, cuando hace cinco años se reducía al 23 por ciento de los alumnos.
Y sí, cada vez más las familias vigilan a sus hijos, pero lo hacen de forma más esporádica que antes. Lo que no cambia es la mayor atención que tienen las chicas por encima de los chicos en este apartado. Madres y padres controlan regularmente a la mitad exacta de los chicos (así lo admite el 50 por ciento de los encuestados), por el 62 por ciento de chicas que dicen tener esta observación permanente de sus progenitores. Datos, en suma, similares a los de cinco cursos atrás.
Privacidad
En el curso 2018/2019, el 74 por ciento de los estudiantes mantenía todas sus cuentas sociales como “privadas” (en su concepto de privacidad, para administrar quiénes pueden seguirles y quiénes no). Hoy, esto es algo que hace el 55 por ciento del alumnado, que se ha vuelto más selectivo a la hora de abrir perfiles más o menos cerrados.
El uso del nombre real en los perfiles sociales debe considerarse un indicador de riesgo digital en estas edades. Pues bien, una cuarta parte del público encuestado (25 por ciento) afirma que sigue usando su verdadero nombre en las redes, un dato que disminuye en cinco puntos con respecto al barómetro anterior, pero que continúa siendo significativo.
Quedar “en persona”
Un hábito que se ha consolidado y extendido es el de quedar “en persona” con contactos que se han conocido a través de las redes sociales. Un 17 por ciento del alumnado lo hace ocasionalmente hoy, y un 7 por ciento ha procedido de esta manera “varias veces”. Si antes el 81 por ciento de los estudiantes en estos cursos nunca había manifestado este comportamiento, hoy el porcentaje se reduce al 75 por ciento. Dicho de otro modo, en el curso 2023/2024, uno de cada cuatro alumnos “ha quedado”, con un comportamiento que ya se detecta desde 4.º de Primaria y que se intensifica en la ESO.
Videojuegos
En cuanto a la intensidad de uso de los videojuegos, en la actualidad el 40 por ciento del alumnado admite jugar “todos los días”, por el 36 por ciento registrado en el curso 2018/2019. Lo hacen más los chicos (43 por ciento) que las chicas (38 por ciento), en otra demostración de que la inmersión en los espacios digitales también se intensifica en la población más joven.
Todas estas conclusiones se presentan en un amplio estudio completado con los resultados obtenidos en los dos primeros trimestres del curso. Además, se presentan análisis de datos que incluyen otros cursos fuera de la comparativa, y un tratamiento pormenorizado de los cuestionarios por centro educativo.
Cuestionario anónimo
Estos cuestionarios siempre se han completado de manera anónima por parte de los estudiantes, a los que no se les ha pedido más que indicar su curso y colegio o instituto, además de su sexo. En el procesado de los datos se ha observado cómo un cinco por ciento de los estudiantes no se ha identificado de manera específica como chico o chica, bien dejando esta casilla en blanco, añadiendo “otro” o incluso especificando su condición de “no binario” o similar.
Este fenómeno, que sólo se detectó de manera anecdótica en el estudio realizado en el curso 2018/19, se revela ahora como una manifestación reconocible de un segmento del alumnado encuestado.