La Violencia de Género se debe prevenir desde la adolescencia

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A pesar de los esfuerzos realizados desde las instituciones públicas y la sociedad, la violencia de género, lejos de erradicarse, está aumentando de forma preocupante entre la juventud. Estamos percibiendo, especialmente entre los menores de edad, comportamientos abusivos, coercitivos o violentos en sus relaciones, ya sean de tipo romántico o no; nos referimos a agresiones físicas, verbales o sexuales, así como a la manipulación emocional para limitar la libertad personal de su pareja y aislarla de su entorno social.

El alarmante aumento de las cifras subraya el grave machismo estructural que todavía existe en nuestra sociedad. Las agresiones sexuales cometidas por menores en España se han incrementado en un 116% en los últimos 5 años, tal y como recoge la Memoria Anual de la Fiscalía General del Estado. Sólo en el año 2022, dichas agresiones ascendieron a 974, lo que supone un 45,8% más que el año anterior.

La violencia de género es un fenómeno complejo que radica en múltiples causas que se relacionan entre sí, y donde influyen de manera directa los factores biológicos, demográficos, socioculturales y económicos.

Actualmente, la ‘globalización’ de la pornografía al ser gratuita y de alta difusión, se ha convertido en uno de los graves problemas al que nos enfrentamos, ya que sexualiza la violencia ante la falta de una educación adecuada. Según un estudio realizado por la ONG “Save The Children”, el incremento en más de un 100% de las agresiones sexuales cometidas por menores de edad en España, está directamente relacionado con el acceso a una pornografía que muestra situaciones de violencia. Siete de cada diez adolescentes tienen acceso a la pornografía y un 30% asegura que es la única fuente de educación afectiva sexual que tienen. Otro de los problemas es el preocupante aumento del número de jóvenes que niega la existencia de la violencia de género.

“En la lucha contra la violencia de género hay que ampliar el foco hacia la infancia y la adolescencia”

Pero la realidad es otra y las cifran así lo demuestran. Según datos extraídos del Estudio ‘La Evolución de la Violencia contras las Mujeres en la Infancia y Adolescencia’ elaborado por la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo), las menores de edad atendidas a través de su servicio telefónico por estar sufriendo violencia de género (doméstica, sexual, física o sicológica), ha aumentado en un 39,7% en los últimos 4 años.

En base a lo expuesto, uno de los pilares fundamentales desde donde se debe comenzar el trabajo de conciencia y análisis de la situación, es la educación. Una de las materias pendientes de la sociedad es la implantación de una adecuada educación sexual y en valores, que dote a los jóvenes de las herramientas necesarias para comprender e integrar el consentimiento, establecer límites y reconocer comportamientos inadecuados.

Ante estos datos tan desoladores, no podemos quedarnos con los brazos cruzados, hay que actuar con inmediatez y desde la raíz. La pérdida de valores de nuestra sociedad, la facilidad al acceso a la pornografía entre nuestros menores y la ausencia de una adecuada Educación Sexual y en Valores, facilitan el desarrollo de roles establecidos por determinados estereotipos, que siguen situando a la mujer en una posición de inferioridad, sumisión o supeditación a los hombres. La resistencia social al cambio de estos roles agrava el poder avanzar hacía una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.

En la lucha contra la violencia de género hay que ampliar el foco hacia la infancia y la adolescencia. Las instituciones públicas debemos invertir en recursos económicos y personales para revertir, con el compromiso colectivo, esta preocupante tendencia y construir un futuro donde los jóvenes puedan crecer en un entorno seguro y respetuoso sin violencia de género.

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