Artículo de opinión de Oscar Izquierdo, presidente de FEPECO
Estábamos esperando que se celebraran las Elecciones Generales, para terminar con una etapa de provisionalidad, siempre preocupante, con el añadido de la incertidumbre que crea, por cierto, ya empezada con las anteriores Elecciones Autonómicas y Locales, para que, de una vez por todas, pudiéramos reanudar la actividad social o económica, dentro de lo completamente ordinario. Es lo que queríamos y esperábamos como mínimo, por supuesto, sin grandes pretensiones, visto lo que pulula, entre los que se dedican a estos menesteres, a los que no hay que pedir mucho, porque no dan más de sí, dentro de la mediocridad existente.
El gozo en un pozo, porque más que aclarar, los resultados han traído confusión, mejor expresado, un verdadero embrollo, entendido como la difícil situación o asunto confuso, desordenado, problemático o difícil de resolver. Estamos ante un verdadero enredo, donde será fácil meter discordia o cizaña, para confundir y enmarañar cualquier posibilidad de estabilidad política, que se avecina muy complicada. Es una situación muy embarazosa, realmente conflictiva y nada fácil de solucionar, aunque también, hay que tener en cuenta que, en los últimos años, la actividad pública se parece más a la magia de la farándula, que, a una verdadera acción positiva, dirigida a mejorar la calidad de vida, el bienestar social y el progreso económico. En los últimos tiempos, donde el populismo, en todo el espectro político, ha envuelto cualquier ocupación, parece ser que vamos a seguir, desgraciadamente, por el mismo camino, bastante desorientado Todo ha sido y parece que no va a cambiar, pura propaganda, mercadotecnia y la implantación vergonzosa de las mentiras por doquier, por parte de todos los bandos o banderas.
Entramos en una etapa complicada, sobre todo, para la economía, donde se necesita certidumbre y serenidad. Va a ser difícil que lo consigan, los intereses partidistas, ideológicos, personales y los egos mayúsculos de algunos y algunas, lo impedirán. Ya estamos acostumbrados a sufrirlos. No podemos estar muy equivocados, si comparamos el escenario político que ha salido de las últimas elecciones, con un ring de boxeo, donde todos se pelan contra los demás. Incluso las desavenencias dentro de las propias organizaciones políticas se van a exacerbar, según los resultados obtenidos.
Mientras tanto, hay que seguir trabajando para sacar este país adelante, por ahora llamado todavía España. En esa misión, es primordial, la función primaria del tejido empresarial, creador de ocupación, trabajo, empleo, seguridad y por encima de todo, riqueza social. Todos los vaivenes que se prevén van a dificultar enormemente la diligencia económica, porque la precedencia va a estar en lo político. Mala cuestión, para el mantenimiento asegurado, con fluidez, de la producción en todos los ámbitos económicos. Además, mucho nos tememos, que se va a continuar denigrando, injustamente, el papel crucial y esencial, del empresario, como agente social dinamizador y potenciador del provecho conjunto.
Parece que las nubes para tormentas y llover con granizos del tamaño de un puño de la mano, envuelven el porvenir. No sería extraño, ojalá nos equivocáramos y fuera todo lo contrario. Sería deseable que vuelvan los vientos alisios, que todo lo refrescan, sanan y hacen crecer.
Una advertencia final, que por eso no es menos importante. La historia reciente de la democracia española nos ha enseñado y sobre todo, experimentado pesarosamente, que los dos partidos políticos mayoritarios, PSOE y PP, junto a los demás, tanto de un bando como de otro, nunca han entendido a Canarias. Un ejemplo, es el Régimen Económico y Fiscal, REF, que cada vez que entra un nuevo Ejecutivo Estatal, hay que explicárselo de cero, cuestión que no pasa ni con Euskadi, ni Navarra. Es que estamos muy lejos.