Con la colocación del nuevo pavimento y mejora de todo el recinto, se culminan las mejoras de un espacio singular y de gran significado para los villeros
La plaza del Ayuntamiento de La Orotava tiene una nueva imagen tras un proceso de rehabilitación global que comenzó a finales del pasado año. El alcalde, Francisco Linares, junto al concejal delegado de Infraestructuras, Narciso Pérez, y el director de la obra, Miguel Ángel García, comprobaron de primera mano los detalles de finalización de la obra en este emblemático espacio del centro histórico que forma parte de la casa consistorial y punto neurálgico de muchos encuentros y eventos.
Como dato significativo, se ha recuperado una baldosa original con la fecha en que se pavimentó la plaza, y ha vuelto al recinto colocándose en el día de hoy en la parte de acceso, próxima a otra con el año actual que corresponde a esta rehabilitación. El alcalde manifestó su satisfacción por el buen resultado de las obras, “ya que se ofrece nueva imagen y recupera su esplendor, pero manteniendo la esencia y características de la misma”.
El primer representante institucional felicitó a la dirección facultativa y, en especial, al arquitecto, quien además de ser el autor del proyecto de rehabilitación, ha llevado a cabo la dirección con sumo esmero y ha estado pendiente en cada momento para solucionar todos los detalles que han surgido durante la ejecución de la obra. Además, Miguel Ángel García forma parte a su vez del equipo de alfombristas que cada año diseña el magno tapiz de la plaza del ayuntamiento por lo que su presencia en esta obra ha gozado de una confianza absoluta por parte de toda la corporación.
El alcalde recordó que esta importante obra supone la culminación de varias etapas de trabajo. Así, se comenzó en 2016 con la renovación de todos los espacios verdes del recinto, instalación del sistema de riego automatizado, adecuación de la fuente e incorporación de alumbrado nocturno. En el 2018 se llevó a cabo la renovación del alumbrado público, farolas, eliminación de barreras arquitectónicas y rehabilitación de toda la balaustrada exterior.
En esta etapa se descubrió la cornisa de piedra perimetral, que durante muchos años estuvo tapada por la pintura. Ahora, con la colocación del nuevo pavimento y mejora de todo el recinto, se culmina la rehabilitación integral de un espacio singular y de gran significado para los villeros. Se trata de un extraordinario proyecto en el que se ha procedido con “mucho mimo, rigurosidad y respeto” para renovar y remozar todo el recinto, adaptándolo a los tiempos actuales y apostando a la par por la inclusión.
El concejal delegado de Infraestructuras, Narciso Pérez, detalló que la obra “ha llevado más tiempo del inicialmente previsto por múltiples inconvenientes ajenos a la corporación municipal”. En esta línea, el edil recuerda que la obra se paralizó durante dos meses para garantizar la realización del tapiz de la alfombra en honor al Corpus Christi, retomándose los trabajos una vez pasadas las fiestas. “Sin embargo, contemplando hoy el resultado, creemos que la espera ha merecido la pena y tenemos ante nuestros ojos un espacio totalmente rehabilitado para el disfrute de todos”, expresó Pérez.
También se han realizado mejoras como la instalación de nueva red de recogidas de aguas pluviales, de la que hasta ahora carecía la plaza y que se ha diseñado pensando en la configuración del magno tapiz confeccionado con arenas del Parque Nacional del Teide. Asimismo, bajo el pavimento se encuentra soterrada una estructura diseñada para el soporte del futuro toldo de la plaza que deberá proteger de las inclemencias meteorológicas la confección de la gran y única alfombra representativa de las fiestas patronales y del arte efímero villero.
Historia
La conocida como plaza del Ayuntamiento formó parte, hasta bien entrado el siglo XIX, del convento de monjas claras de San José, un edificio que pasó a ser propiedad municipal tras el decreto desamortizador de 1836 y que, sin embargo, no sería derribado hasta 1868. Buena parte del solar resultante de la demolición fue desde entonces utilizado como el espacio libre público idóneo para la celebración de eventos festivos, recibiendo la denominación de Plaza Viera y Clavijo.
Años más tarde y, a punto de culminarse la edificación del Ayuntamiento en 1895, se encargó al arquitecto Antonio Pintor Ocete un primer proyecto de ordenación de la plaza. No obstante, las dificultades económicas por las que atravesaban las arcas municipales, centradas en cubrir la citada finalización de las casas consistoriales, impidieron el comienzo de las obras de urbanización del recinto, denominado desde 1905 Plaza Alfonso XIII, hasta el mes de junio de 1911, cuando fue aprobado el proyecto de Mariano Estanga, resultando fundamental en este sentido la aportación económica del por entonces alcalde Tomás Pérez.
Finalmente, el espacio bajo su actual fisonomía fue inaugurado en abril de 1912, manifestándose como una plaza de planta cuadrangular, delimitada perimetralmente por una balaustrada, tan sólo interrumpida por bancos de hormigón singularizados ornamentalmente con el escudo de la Villa, prevaleciendo un alto componente ecléctico en su diseño.
Es escenario habitual de múltiples eventos de diferente naturaleza y, durante las fiestas patronales, sus más de 900 metros cuadrados se convierten en el lienzo sobre el que se realiza la monumental alfombra de tierras del Parque Nacional de las Cañadas, máxima manifestación artística del arte efímero de la Villa de La Orotava.