El Cabildo presenta su programa para garantizar el futuro y la sostenibilidad de la apicultura

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El consejo insular Javier Parrilla recuerda que “la apicultura impacta de manera transversal en la cadena productiva del sector agrícola y en la conservación de la biodiversidad, de ahí la necesidad de sentar las bases de un proyecto continuo y duradero que contribuya a la profesionalización y consolidación de esta actividad”

El consejero insular de Agricultura, Ganadería y Pesca, Javier Parrilla, presentó ayer viernes, durante su comparecencia en sesión plenaria, un programa de medidas para garantizar el futuro y la sostenibilidad de la apicultura. Una estrategia insular con la que, según explicó, se pretende dar respuesta a los problemas estructurales y sanitarios del sector, fomentar la profesionalización, la conservación de las poblaciones de polinizadores y sus hábitats e impulsar la investigación.

Javier Parrilla avanzó que próximamente presentará en la Mesa Insular de la Apicultura este programa, que está alineado con la estrategia nacional y europea para la protección de las especies polinizadoras y melíferas.

“La apicultura no es un sector productivo más, sino que impacta de manera transversal en la cadena productiva del sector agrícola y de conservación de nuestra biodiversidad, de ahí la necesidad de sentar las bases de un proyecto continuo y duradero que contribuya a la profesionalización y consolidación de esta actividad”, señaló.

El consejero destacó las mejoras que se han registrado en el sector durante el mandato del actual gobierno insular. “En 2019 nos encontramos con un sector dividido, fraccionado y poco profesionalizado y con un descenso preocupante en el número de explotaciones y colmenas que hoy, gracias al compromiso y al trabajo de este equipo de gobierno, hemos conseguido cambiar la dirección descendente del 2018”.

En este contexto, recordó que, en 2020, el Cabildo reactivó las ayudas para la alimentación complementaria de las abejas, triplicando su presupuesto con respecto a 2018, cuando se articuló la primera y única convocatoria, pasando de 45.000 a 150.000 euros en el 2020.

En apenas dos años, además, la producción de miel con denominación de origen ha aumentado un 76 por ciento, hasta alcanzar los 22.554 kilos registrados en 2021, y el número de colmenas ha pasado de 15.705 en 2019 a 16.283 en 2022. “Unas cifras que confirman la paulatina recuperación del sector y la necesidad de seguir impulsando medidas que contribuyan a su desarrollo y consolidación”, declaró.

En este sentido, el consejero adelantó que actualmente se está trabajando para crear, en la Casa de la Miel, una línea de envasado y extracción en ecológico que beneficiará tanto al nivel de producción como a la garantía sanitaria de los productos.

Medidas para el sector

Con respecto al programa de medidas, Javier Parrilla, se refirió al impulso del manejo integrado de plagas y a la elaboración de un manual de buenas prácticas en agricultura para evitar y reducir el uso de los pesticidas perjudiciales para los polinizadores domésticos y silvestres.

También señaló la necesidad de identificar los hábitats importantes para los polinizadores con el fin de establecer medidas para su conservación, de aplicar un programa de monitoreo, de promover la siembra de especies vegetales atractivas para los polinizadores (ricas en polen o néctar), así como de semillas autóctonas de variedades ecológicamente adecuadas y adaptadas a la zona.

El programa también recoge la organización ferias y congresos vinculados al sector apícola, y la puesta en marcha de actuaciones y jornadas de formación empresarial y de emprendimiento.

En lo que respecta al conocimiento sobre los polinizadores, se propone garantizar el acceso a la información de todos los ciudadanos sobre la importancia de los polinizadores, su estado y las medidas emprendidas para su conservación.

Dificultades del sector

La apicultura forma parte del patrimonio etnográfico de la isla, y resulta fundamental desde el punto de vista cualitativo (por sus componentes culturales, tradicionales y productivos) y social, gracias a la acción polinizadora que realizan abejas sobre los cultivos y plantas silvestres, contribuyendo a la conservación y protección de la biodiversidad de la isla.

Sin embargo, esta actividad se enfrenta a muchas dificultades, como la escasez de precipitaciones (lo que se traduce en una merma en las floraciones y producciones), el empleo de productos plaguicidas en la agricultura, la subida de los precios de la energía, las especies exóticas invasoras o los problemas de control de la varroosis (una enfermedad que afecta tanto a las crías como a las abejas adultas). Es necesario tener en cuenta, además, que, como consecuencia del cambio climático, las especies florales están produciendo floraciones en momentos no esperados, lo que complica la producción de la miel.

Desde el año 2012, la isla cuenta con la Denominación de Origen Protegida (DOP) Miel de Tenerife en la que hay registradas 14 variedades (13 mieles monoflorales y una multifloral). En enero de 2014 la Comisión Europea aprobó su inscripción en el Registro de Denominaciones de Origen Protegidas y de Indicaciones Geográficas Protegidas Miel de Tenerife (DOP), por lo que tuvo validez en todo el territorio comunitario.

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