Casi el 30% de la población de las islas está en riesgo de pobreza o exclusión social
La acción social que Cáritas Diocesana ha llevado a cabo en todo el archipiélago canario ha beneficiado en el año 2020 a más de 42.000 personas, de las que 19.796 lo ha sido por parte de Cáritas Diocesana de Tenerife en la provincia tinerfeña y 23.136 por parte de Cáritas Diocesana de Canarias en la provincia de Las Palmas.
Así se desprende de la memoria institucional de Cáritas Diocesana correspondiente al año 2020, que ha sido presentada este martes en rueda de prensa por el obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, y el director y el secretario de Cáritas Diocesana de Tenerife, Juan Rognoni y Ricardo Iglesias, respectivamente.
Juan Rognoni indicó que desde Cáritas se intenta que esta memoria “no sólo contenga datos, sino que se llene de las intensas vivencias que hay detrás de toda esta información”. Asimismo, dijo que este documento está marcado “por todo lo vivido por la pandemia, un año que ha dejado a tantas personas en el borde del camino, pidiendo una mano amiga que les acompañase para poder salir de una nueva situación o que se ha visto agravada como consecuencia de la pandemia”.
De la memoria destaca la acción de promoción y animación al territorio y voluntariado que se realiza en las parroquias de toda la Diócesis y que supone todo un proceso de acogida y acompañamiento a las personas. El trabajo es llevado a cabo por un equipo de 853 voluntarios, con el apoyo de personal profesional.
Dentro de este apartado, en 2020 se atendió a 6.018 familias, lo que supone un 16,3% más que en 2019, cuando fueron atendidas 5.175. La cifra total de beneficiarios en 2020 fue de 15.175 personas, un 29,5% más en comparación con el año anterior, cuando el número de beneficiarios se situó en 11.715 personas.
Algunos arciprestazgos, como los del área metropolitana, Icod de los Vinos o Granadilla de Abona, destacan por el volumen de personas y familias atendidas, si bien todos los arciprestazgos han visto aumentadas sus atenciones en mayor o menor medida con respecto a años anteriores.
Según Rognoni, “son cifras muy superiores a las de 2019, que hablan de la gravedad de la situación que estamos sufriendo hoy y que se unen, además, a la cronificación de unos datos que ya eran muy preocupantes históricamente como parte de la pobreza que es estructural en Canarias”.
Por ello, el director de Cáritas Diocesana de Tenerife insistió en la necesidad de implementar medidas urgentes para luchar contra la exclusión social y la pobreza en el archipiélago, y que se hagan desaparecer los altos porcentajes de personas que están en exclusión social.
Inclusión social y vivienda
La incidencia del estado de alarma, el confinamiento y la pandemia se han hecho presentes en esta área de una manera más dura si cabe que en otras realidades; por ello, ha sido una de las áreas a las que Cáritas ha tenido que dar prioridad y así poder acompañar y proteger a todas las personas a las que atiende. Los datos muestran que en 2020 se llegó a atender dentro de esta área a 3.303 personas, distribuidas en los diferentes proyectos.
En concreto, los siete recursos alojativos de que dispone Cáritas en la isla se tuvieron que confinar y, por tanto, parar todas las nuevas acogidas para evitar contagios y proteger a los residentes que estaban en ese momento, un total de 562, 217 de ellos acogidos.
El proyecto DRAGO de desintoxicación siguió atendiendo y cumpliendo las medidas de seguridad sanitarias establecidas en cada momento, atendiendo a 228 pacientes el pasado año, mientras que el proyecto Base 25, dedicado a todos los temas residenciales y de vivienda, dio asistencia a 1.544 personas.
En este campo de la acción social también destaca el trabajo realizado con las personas en situación de sin hogar desde la Unidad Móvil de Atención en Calle (UMAC), un proyecto que, acuciado por el aumento de las necesidades de atención y junto al Cabildo de Tenerife, amplió los equipos de actuación de tres a seis en Tenerife y La Palma.
Áreas de empleo y de mayores
Con respecto a los proyectos de empleo que ejecuta Cáritas, durante 2020 se produjo un proceso de adaptación a la nueva realidad sociosanitaria que no permitía los procesos formativos ordinarios. No obstante, se consiguió seguir atendiendo las necesidades de los participantes por otros medios. Así, el año pasado se registraron 1.202 personas atendidas y 268 fueron insertadas en el mercado laboral, unos datos que están muy cerca de los que se han podido realizar en condiciones normales en años anteriores.
En el área de mayores, el trabajo de Cáritas ha sufrido un proceso duro y diferente de adaptación y se ha dado el agravante de que durante el periodo de confinamiento y los estados de alarma de nivel 3, los centros de día han tenido que mantenerse cerrados, lo que ha supuesto no una parada de la actividad, sino otro proceso de adaptación más radical.
En este contexto, los técnicos de Cáritas se han adaptado y trabajado con los mayores a través del teléfono y con las visitas y seguimientos a domicilio. De esta manera se ha conseguido facilitarles el mantener el contacto y poder realizar actividades en sus casas para que no retrocediesen en sus procesos personales. Dentro de este apartado, en 2020 se atendieron 89 personas, lo que supone un 19% menos que en 2019, cuando la cifra de mayores atendidos fue de 110.
Durante el ejercicio 2020, Cáritas Diocesana también ha visto aumentar sus recursos gracias a unos ingresos que ascendieron a 6,7 millones de euros. También ha subido el porcentaje de recursos privados (3,2 millones) respecto a los recursos públicos (3,4 millones), lo que supone una mayor implicación del conjunto de la sociedad con la tarea de Cáritas y sus proyectos.
Nuevas realidades y urgencias
Juan Rognoni hizo hincapié en que desde Cáritas se ha intentado “estar disponibles y presentes en todo momento; seguir realizando su misión como siempre con naturalidad pero adaptada a las nuevas realidades y urgencias”. Indicó, además, que han colaborado “con corazón” con las administraciones “que tantas veces se han visto sobrepasadas y sin poder llegar allí donde tantas personas les necesitan”.
Según afirmó, “esta dura experiencia que estamos viviendo nos impone un ejercicio serio de autocrítica y un aprendizaje que nos reoriente a trabajar hacia un modelo social mucho más justo, donde todo el conjunto de la sociedad tenga en cuenta las necesidades y los derechos de todas las personas más vulnerables”.
Por su parte, el obispo Bernardo Álvarez destacó que Cáritas es una institución que tiene como finalidad “ser el rostro del amor de Dios hacia las personas manifestado a través de los cristianos”, y añadió que su misión “no es solamente una acción de servicio social, sino que revela la fuerza del amor cristiano y el deseo de la Iglesia de salir al encuentro de Jesús, presente en las personas”.
Bernardo Álvarez resaltó que Cáritas es “una parte esencial de la Iglesia”, pues “una Iglesia sin caridad no existe”, y también “una institución de amor en favor de los más necesitados y vulnerables”, con una doble dimensión de acción: una dimensión de acción social y una dimensión mística y espiritual. “Es, por tanto, como la caricia y el amor de la Iglesia hacia las personas”, concluyó.
Fuente: Europa Press