Artículo de opinión de Sergio Eiroa, exdirector general de Juventud del Gobierno de Canarias
Se habla, y mucho, de Orgullo LGTBIQ+ pero se hace poco o nada. Un nuevo ejemplo de cómo gestiona y se comporta este Gobierno; más preocupado en obtener titulares que resultados.
Y para ejemplo, un botón que una vez más, podemos encontrarlo en la directora general de Juventud del Gobierno de Canarias, Laura Fuentes. No es la primera vez que Fuentes demuestra su “despiste” y ya hace unos meses nos encontramos que en vez de visibilizar el talento canario buscó fuera de la islas lo que aquí hay de sobra; jóvenes con talento y trajo gente de fuera para pintar la sede de la Dirección General de Juventud en La Laguna. Vaya por delante que no me parece mal que vengan personas de fuera a mostrar su trabajo y su experiencia; pero siempre sin dejar a un lado el trabajo de tantos jóvenes canarios y personas referentes de nuestro archipiélago.
Con motivo del día del Orgullo encontramos un caso similar, siempre con la misma Dirección General como protagonista, y nos encontramos con una iniciativa de celebración de ese día con una programación online. Un ‘acto’ en cuya organización solo han participado dos personas de Canarias; el resto eran de fuera del Archipiélago. Una vez más, esta área del Gobierno no impulsa, visibiliza, respalda y promueve a los jóvenes de las islas pero sí a los de fuera. Algo falla ahí.
Hablan de orgullo pero al mismo tiempo vemos como no se le da protagonismo a la juventud canaria y apuestan por un festival ‘I Love La Palma’, que es un referente a nivel internacional que cuenta además con la presidenta de la federación estatal de LGTBIAQ+, la canaria Uge San Gil, a la que no se le ofrece espacio en esas jornadas para visibilizar el gran trabajado en defensa del colectivo que ha llevado desde Canarias a toda España.
Y es que, como ya nos tienen acostumbrados, hacen declaraciones y ofrecen titulares para apuntarse la medalla de que son el primer Gobierno que apoya a los colectivos LGTBIQ+ cuando no solo esa afirmación es una mentira sino que, además, hacen gala de un importante desconocimiento, intencionado o por falta de interés, sobre las políticas que se han llevado a cabo en los últimos años.
Olvidan iniciativas puestas en marcha por el anterior Gobierno como el primer encuentro de familias con niños trans de la mano de los colectivos Algarabía y Chrysallis; la colaboración permanente con el festival ‘I Love La Palma’; el apoyo en la organización de los Premios Rosario Miranda año tras año; los diferentes talleres de formación con el colectivo Algarabía; o los más de 85.000 euros para la creación del primer observatorio para la defensa de los derechos de las personas LGTBIQ+. Y las olvidan y abandonan porque para ellos es más importante el titular, la declaración, el fuego de artificio antes que la gestión y los resultados.
Una triste forma de entender el servicio público; destruir lo que funciona solo porque otros lo iniciaron sin importarles la implicación, trabajo y resultados obtenidos por tantos y tantos colectivos que, antes que ellos, lucharon por los derechos LGTBIQ+.
Lo dicho, no es lo mismo hablar de orgullo que practicarlo.