La llegada del verano supone más visitas a la playa, por ello, Cruz Roja lanza su campaña de Prevención de Accidentes en el Agua. Con ella, se trata de recordar las mínimas normas de seguridad que hay que seguir para prevenir incidentes durante el baño. Es importante tener precaución y así evitar ahogamientos, ‘cortes de digestión’ y accidentes similares, como los que se producen con artefactos acuáticos.
Uno de los principales consejos para disfrutar del verano sin percances es bañarse en zonas habilitadas y vigiladas para poder solicitar ayuda de inmediato si surge algún imprevisto. Asimismo, lo mejor es conocer el significado de las banderas (Roja indica prohibición de baño, amarilla significa mucha precaución y verde permite el baño). En todo momento, hay que seguir las indicaciones de los socorristas.
No hay que olvidar que después de tomar el sol o comidas copiosas, se aconseja entrar de manera suave. Es preferible no alejarse de la orilla y, en el caso de no saber nadar, permanecer en una zona donde el agua llegue a la cintura. Si la corriente arrastra, es vital mantener la calma y así impedir ataques de pánico. Además, no se debe nadar contracorriente, sino paralelamente a la orilla de la playa y una vez se salga de la corriente, nadar hacia el exterior.
Otro problema son las zambullidas, por lo que se recomienda comprobar la profundidad. Se recomienda no tirarse de cabeza, si se desconoce la profundidad. También es fundamental vigilar a los más pequeños, al igual que a las personas mayores. Si se advierte algún síntoma extraño como escalofríos, fatigas o calambres, se sugiere salir del agua.
En caso de accidente en piscinas o playas, Cruz Roja cuenta con un esquema de actuación, la conducta P.A.S. (Proteger, Avisar y Socorrer). Primero, se debe proteger el lugar del accidente con el fin de eludir uno nuevo. A continuación, avisar a los servicios de emergencia: al servicio de vigilancia y salvamento de la zona en el puesto de socorro más cercano, o llamando al 112, si no existe tal servicio. Y, por último, socorrer a los heridos. En el agua, se puede intentar acercar un objeto con el que la persona se mantenga a flote. Sin embargo, no se debe meter en el mar a socorrer sin una formación. Hay que controlar las funciones vitales de la víctima. Para ello, se comprueba si la persona está consciente. Si no responde al hablarle o tocarle, lo mejor es producir un estímulo, como un pellizco. Y, además, comprobar la respiración. Si no respira con normalidad iniciar las compresiones torácicas externas, a un ritmo de 100-120 compresiones por minuto, hasta que llegue el equipo de emergencias.
Los datos desde el 1 de enero al 31 de julio en las playas de la provincia de Santa Cruz de Tenerife que cubre el servicio de salvamento y socorrismo la Institución, recogen que Cruz Roja ha realizado 754 asistencias sanitarias, 702 ayudas a personas con movilidad reducida, 72 rescates, 14 ayudas a embarcaciones o artefactos flotantes y 51 personas evacuadas. En la actualidad, la institución ofrece su servicio en 14 playas de la provincia tinerfeña.