La transición energética que no puede esperar

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Artículo de opinión de Enrique Arriaga Álvarez. Vicepresidente primero del Cabildo de Tenerife; consejero de Carreteras, Movilidad e Innovación en el gobierno insular

En un intervalo de apenas 10 meses, Tenerife se ha visto sorprendida por la sucesión de dos ceros energéticos que han afectado a toda la isla generando un sentimiento conjunto de perplejidad e indignación en gran parte de la población tinerfeña. A todos nos sorprende sobremanera comprobar que estas situaciones se repitan en un territorio moderno, avanzado y perteneciente al espacio europeo, y que dejan sensaciones amargas y de honda preocupación en miles de personas. Un apagón no es una mera anécdota, no es un asunto menor, y debe tratarse con la seriedad y urgencia que algo tan estratégico como el suministro eléctrico demanda. Sufrir un apagón generalizado nos pone ante el espejo de nuestras limitaciones, y ciertamente nos aleja del siglo XXI con escenarios más propios del XIX, con serias dudas sobre las capacidades del sistema de distribución e infraestructuras.

Por eso la transición energética no puede esperar. El mundo ha cambiado, y con él la forma en la que lo entendemos, incluida la de la búsqueda de recursos energéticos alternativos y que en otras zonas de Europa y del mundo ya se experimentan desde hace tiempo.

Lamento profundamente, desde el puesto que ocupo como vicepresidente del Cabildo de Tenerife, y como Consejero del área de Innovación, que los grupos políticos de Coalición Canaria, Partido Popular y Sí Podemos rechazasen en la comisión plenaria de planificación, turismo, sostenibilidad, carreteras e innovación  del pasado 29 de junio, que esta corporación fomentase la experimentación y la investigación en nuestra isla de la energía eólica offshore, llamada a ser un actor crucial en el suministro energético de un territorio como el nuestro.

Sorprende ver también cómo en 30 años de gobiernos insulares anteriores no se haya tenido la capacidad de liderar iniciativas solventes para estudiar la viabilidad de la energía geotérmica de alta entalpía de un territorio volcánico como el de la isla de Tenerife, o que no se haya tenido sensibilidad para ser valientes en la innovación y la investigación de energías alternativas.

El bienestar de los ciudadanos se fundamenta en diversos pilares, y uno de ellos es la apuesta decidida por la ciencia, la investigación y la innovación. No hay progreso si no se hace buena ciencia, y ello conlleva apostar por la disrupción en multitud de campos, incluido el de la energía.

Las energías renovables son sin duda el presente, ya no el futuro, y debemos hacer que el mix energético presente cada vez un mayor peso de este tipo de energías limpias en nuestro territorio. Nos hemos acostumbrado a ver los aerogeneradores y las plantas fotovoltaicas como una parte de nuestro paisaje, de nuestro compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente, pero no nos conformamos con eso. Necesitamos más, y lo necesitamos ahora. Soluciones innovadoras, ser punta de lanza de la experimentación en este campo. Tenemos los mimbres para ello, empresas como el ITER, la Agencia Insular de la Energía o el INVOLCAN, con capacidades humanas y técnicas para ser parte de este reto del que todos tenemos que formar parte.

Solo queda que esta visión de un Tenerife capaz de alimentarse de forma continua de energías alternativas y sostenibles no sea únicamente la del equipo de gobierno del Cabildo de Tenerife, sino de las demás formaciones políticas, empecinadas en negar y bloquear sistemáticamente cualquier iniciativa. Es obvio que, acostumbrados a vivir en la sombra y la oscuridad, rechacen de pleno el derecho a la luz del resto de tinerfeños.

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